miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mensaje de año nuevo

Podría escribir infinidad de palabras relacionadas con el año que se va o con todo lo que puede pasar en el siguiente. Sin embargo no sería capaz de expresar todo lo que hemos vivido, sentido, reído o llorado ni aunque estuviera escribiendo hasta la próxima Nochevieja. 
El fin de este 2014 supone el final de un tiempo que ya jamás volverá. Porque, podrá haber situaciones parecidas, puede que incluso la semejanza sea tan grande que aparentemente sean idénticas, pero nunca serán las mismas que las pasadas. Acaba un año intenso que recordaré durante toda la vida. Sus buenos y malos momentos lo han hecho único, y podría hasta decirse que el contraste lo hace bello. 
De entre todo, no obstante, hay algo que sobresale por encima del resto de algos que componen el centenario de la Gran Guerra. A mediados de abril se produjo el milagro más grande que el cielo pudo concederme, dadas las circunstancias. Y es que el destino me concedió el deseo de recuperarte. Por ello puedo decir que el 2014 ha merecido la pena. 
¿Quién sabe qué puede suceder mañana? Puede que el futuro sea incierto, pero un año es mucho tiempo para determinadas cosas, y el día 1 de enero es un manantial de nuevas oportunidades y esperanza. 
Feliz 2015.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Irascible

Despierto a mitad de la noche en una cama que no es la mía. Me duele todo el cuerpo y un sabor metálico invade mi boca. Pero ya he dormido otras veces fuera de casa, infinitas veces menos cansada.
El frío y el calor de Cuenca son raros, quizá por estar situada en la serranía y por haberme tocado caer en la Mancha: todo extremos y sequedad, cual desierto. El nórdico me proporciona un calor que no sé de donde viene, pues su ligereza causa una sensación térmica ajena y fantasmal, casi desagradable.
Detrás de la sensación superficial percibo una idea que hasta ahora no había imaginado. Estoy en la misma ciudad que Dee Dee. Entonces lo recuerdo con cariño y nostalgia durante largo rato, como bien se merece. Pienso una y otra vez todas las palabras de afecto que llevan su nombre, todas las que me atreví a dedicarle y las que le dedicaré,  aunque tal vez no por escrito.
No he olvidado su voz, sus gestos, su risa, sus muletillas: esos "insistos" que anunciaban las preguntas del examen... No he olvidado nada y no creo que fuese capaz de hacerlo. No quiero hacerlo.
Lejos de pretender dejarlo atrás definitivamente, considero que mis preocupaciones han tomado un rumbo demasiado distinto, que dentro de mi cabeza no hay tanto espacio para el análisis de todas y cada una de mis sensaciones como había antes; de la admiración de una alumna hacia la su profesor.  Solo de esa forma lograré quizás volverme prudente (o técnica) de una vez por todas. Resulta irritante no encajar en ninguno de los polos; quedarse en medio de la clasificación categórica sin pertenecer a ningùn lugar.
Sin embargo puede que sea justamente eso lo que necesito: una válvula de escape que me aparte de este mundo calculado que me rodea. Puede que sean mis sentimientos lo único mío que me queda, después de tanta erosión causada por el tiempo. De nuevo una visión contradictoria. Pero esa es mi realidad: no hay sitio para la calma y lo estable.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Feliz Navidad

Hoy cien años atrás tuvo lugar el milagro más grande del siglo XX. Hoy ese bondadoso fantasma llamado paz que estas fechas promocionan se hizo real. Hoy el espíritu de la Navidad se encarnó en los soldados de aquellas frías y malolientes trincheras, enfrentados en nombre de sus superiores por una causa banal. Tan cruel, sucia y gélida como los agujeros desde los que esos hombres atacaban, donde celebraron la primera Nochebuena de la Gran Guerra. 
A aquellos hombres se les prometió que para entonces habrían regresado a casa, que tendrían el calor y la compañía de su familia en una noche tan especial. Al no ver cumplida su familia, pretendiendo pasar una buena noche, cantaros villancicos, compartieron chocolate, dulces y bebidas, y adornaron sus trincheras con los árboles vestidos de colores vivos, tratando de simular la alegría, enviados por los suyos. Sin embargo es evidente que algo fallaba en ese ambiente: el miedo flotaba en el aire. Miedo a más disparos, miedo a una nueva emboscada, miedo a no poder volver. 
De repente, sus cánticos tuvieron respuesta por parte del bando contrario. Poco a poco los soldados fueron olvidando ese temor. Fue entonces cuando se produjo el milagro:  los hombres abandonaron las trincheras y poblaron la tierra de nadie, haciendo del campo de batalla un lugar cálido en el que la fraternidad superó todo odio,  toda orden, todo mal sentimiento que los había enfrentado. Y ya no hubo más miedo. Ni a las armas, ni a la pólvora, ni al castigo que su acción pudiera traerles. 
Según Almudena, pocas veces se ha hablado de este hecho, tal vez por lo delicado del asunto. No obstante, merece la mayor atención por nuestra parte, sobre todo en nuestros días, porque este, queridos, este es sin duda el acto más valiente realizado por el hombre a lo largo de toda su historia. 
Opino que hoy deberíamos aprender a vivir sin miedo. Sin miedo a gritar, reír, llorar, reivindicar, luchar y soñar. Por encima de todo somos seres inteligentes, con sentimientos: humanos. Y este breve relato demuestra que en el lugar adecuado, en el momento adecuado, la magia aparece, y nadie puede esconderse de su verdadero Yo: quien ama, siente, ríe y llora. Quien no tiene miedo. Quien es libre y feliz. 
Feliz Navidad (Joyeux Noël)

(1914-2014)

domingo, 21 de diciembre de 2014

Mi coste de oportunidad

En el pasado las personas eran quienes manejaban las circunstancias,  las hacían cambiar cuando no eran justas o cuando no les convenían. Tal vez eran más valientes. Tal vez sus motivaciones eran mayores a las nuestras.
¿Qué es ese remolino de acontecimientos que condiciona la acción humana? Las circunstancias solo son el conjunto vacío que estropea la inecuación. Sin resultados, sin cifras enteras, ni tan siquiera fraccionarias. ¿Qué es mayor o menor que x? ¿Y qué la iguala? Pasamos media vida buscando la x, y cuando al fin la encontramos, vuelve a perderse, o nosotros mismos la dejamos escapar de nuevo. ¿Es o no inútil la operación?
La vida es eso que pasa entre búsqueda y búsqueda. Realmente las personas volvemos a ser las culpables por pensar demasiado en consecuencias, en el coste de oportunidad de cada decisión, en miles de millones de "y sis" que no siempre tiene sentido. No: la vida no corre, no se va, es estática. Nosotros somos los pasajeros, los prescindibles, los que perecen, los que terminan. Quienes desperdician la vida dejándola escapar. Pero, por suerte o por desgracia,  es inevitable, porque parece ser que únicamente sabemos aprender de los errores. Y la vida solo ocurre una vez. Es el mayor coste irrecuperable.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Pacto de no intervención

Cada madrugada le pregunto al mundo, que parece haberse aliado con el destino, el azar o como prefiera cada uno llamarlo, por qué me lo dio. Por qué me lo diste si luego ibas a quitármelo. Ambos formularon el coágulo de circunstancias predilecto para que la generación espontánea hiciera nacer lo que pude haber evitado. Pero no quise hacerlo. ¿Por qué no quise hacerlo? 
Ahora, cuando los progenitores se desentienden de su creación, azar y presente han firmado el pacto de no intervención, y por ello me abandonan a mi suerte. ¿Qué es lo uno y lo otro, qué significa el mundo para mí? Nada. Más que nunca, nada es nada y punto. 
El mundo no es nada, y yo soy demasiado pequeña para almacenar tantos suspiros. Tan insignificante... Y es que tú eres mucho más que el hombre de mi vida: eres real. La única realidad que merece la pena. 

viernes, 19 de diciembre de 2014

Anytime

<<Ils l'ont fait parce qu'ils ne savaient pas que c'était impossible>>

Cuesta mirar atrás y ver que todo lo que supones, lo que significas, tu sentido, se quedó allí. Perdido en las manos enterradas de quienes lucharon por un futuro de libertad y justicia. Y digo que cuesta porque a día de hoy todo ello apenas existe. No al menos en mi entorno. 
Hoy todos nos quejamos de algo: el sistema, la suerte, el clima, la injusticia... Pero pocos están dispuestos a hacer algo por arreglar el estropicio. Por lo tanto describo una sociedad conformista que propone y no cumple, que no lucha, que no actúa, que no vive. Que se limita a desperdiciar el tiempo que no todo el mundo tiene. Detesto a esa panda de inútiles, y no me asusta decir que pocos son los que trabajan mínimamente por vivir, por ir a mejor. 
Si algo puedo afirmar con seguridad es que nos falta el fundamento de la existencia y, en lugar de intentar conservarlo, lo derrochamos sin piedad. Tiempo. Eso es lo que pienso pedirles este año a los Reyes Magos. 

sábado, 13 de diciembre de 2014

Renacer

Este año un nuevo regalo ilumina nuestra Navidad. Una nueva vida que llega en el momento más oportuno nos hace sonreír con su llanto. Y digo una, porque a cada parte de mi familia le corresponde ese número. No obstante, por lo que a mí respecta, son dos nuevas lucecitas iluminando mi árbol de Navidad. Igual que años atrás lo fue Sophie, aunque durante ese segundo encuentro apenas pudiera acercarme a ella debido a un resfriado descomunal. 

Hablando de vueltas atrás... En el ayer de 2013 recorrí Madrid perdida, embaucada por su urbanidad, por su humanidad y su vanidad, sus prisas, su atmósfera, sus calles, sus luces, sus semáforos y sus pasos de peatones. Por su gente, el odio y el amor que se respiraba en cada rincón, por las mil historias que en su corazón nacen, transcurren, acontecen, pasan desapercibidas o son sonadas, y terminan. 
En ese ayer me sentí además exhausta, sacudida por la pérdida. Enamorada. Y sin embargo hoy sonrío por la misma causa. Hoy, cuando la esencia de todo se ha recompuesto, cuando la paz, la humanidad y el cariño han unido a los bandos, se produce un alto al fuego. Fuego que ayer bombardeó mis entrañas. 
Hoy puedo decir que el paso del tiempo me ha permitido alcanzar como mínimo el estado de bienestar personal que tanto necesitaba. Puede que aún sea largo y duro el camino a recorrer para alcanzar la felicidad, pero cada vez la siento más cerca. Eso es lo más importante. 

viernes, 5 de diciembre de 2014

Sobre cambios, transiciones y evolución

Siempre estamos expuestos a la posibilidad de cambio. Continuamente vulnerables. El problema es que entendemos el concepto "evolución" como el cambio progresivo y mejorado con respecto a lo aceptado anteriormente, y que esa idea nos obsesiona. Esto se complementa además con nuestro miedo al retroceso, pues consideramos que lo uno es bueno y lo otro es malo. ¿Por qué? Porque lo segundo supone el regreso a lo anterior, a lo que ya fue y ahora no es. 
Sin embargo los términos antagónicos de "bueno" y "malo" no son siempre los más acertados. De hecho no suelen serlo casi nunca. Procurando hablar con propiedad, desechemos lo inadecuado y llamemos a las cosas por su nombre. De esta forma el progreso está asegurado. 
Dicho esto, hablemos de "evolución positiva" y "evolución negativa" no similar al retroceso, sino como matiz corrector que modifica la concepción de evolución. Así pues, la evolución positiva adoptaría la acepción original de la palabra, y debería entenderse, en efecto, como el cambio positivo, el logro de una mejor situación. La evolución negativa, por su parte, adquiriría un valor totalmente opuesto: lo indeseado, el cambio a peor. 
Ni sujeto ni objeto son inmunes a la acción del tiempo, la cual provoca la mutabilidad de ambos, pero no como si de una fuerza sobrenatural se tratase; es la propia naturaleza de estos componentes fundamentales de la realidad, que les hace sentir la necesidad de cambio, de adaptación a su medio y su contexto. De lo contrario, la selección natural actuaría en su contra, y ya no cabría contemplar una posible solución.
Toda etapa tiene un fin, y logramos percibir la transición de una a otra cuando ya no se registran evoluciones dentro de la situación. Cuando las circunstancias toman asiento y se niegan a ponerse en marcha de nuevo rumbo a lo mejor (o peor). Como vemos, es inútil pretender prolongar o acortar una etapa, ya que eso solo puede decidirse en la convención entre la realidad y su propia naturaleza. 

Alguien me dijo una vez que todos somos prescindibles, que si estamos aquí es por puro azar y, por lo tanto, la realidad en sí misma no sufriría variación alguna si desapareciéramos arrastrando con nosotros la red de realidades subordinadas con las que cargamos. Quizá os defensores de esta postura tengan razón, o tal vez se equivoquen. Tal vez la realidad no sea más que un tejido elaborado con el cruce de infinitas realidades particulares que se mezclan entre sí, se unen, se separan o se embarullan. De esta forma observaremos que el único componente imprescindible de la realidad es ella misma, con todas las subdivisiones que la conforman. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

Obra de un Borbón

“Solo es una excursión. No va a caerse el mundo de su órbita por no ir…”

Bajo un punto de vista objetivo, lo único que me perderé serán las compras en compañía de otras dos cuartas partes de GLP, visitar un par de pequeñas iglesias antes de ir al Palacio Real y la Almudena, pasear por Sol y gastar dinero en un empalagoso crêpe de Nutella cubierto prácticamente en su totalidad por azúcar glas. Todo para acabar desplomada en mi asiento del autobús a la vuelta, donde priman los chillidos de los críos de doce y trece años de 1º de la ESO, que se creen adultos por vomitar fanfarronerías, sostener un cigarrillo apagado en la mano, maquillarse cual Gene Simmons antes de un concierto, burlarse del chico tímido sentado dos asientos por delante (en voz alta, a fin de que este lo escuche y se sienta mal, se sienta fatal, se sienta despreciado y con ganas de escapar a un lugar donde pueda ser él mismo sin que nadie lo juzgue), o escupir cerbatanas sirviéndose del cuerpo vacío de un bolígrafo BIC.

Pero, por Dios: ¿desde cuándo soy capaz de observar nada desde un punto de vista objetivo? Soy subjetiva sin remedio, y no es todo eso lo que advierten mis ojos en tal situación. No veo la Madrid magullada por el estrés y por las prisas de una muchedumbre que se pelea por no ir a ninguna parte. No veo fuentes, iglesias, palacios y museos disgregados, edificados al azar en cualquier parte, sino la hermosa ciudad que con tanto empeño quiso adornar Carlos III, proclamado su mejor alcalde, para que nada tuviera que envidiarle a París, ni a Roma, ni a Berlín. Pero no solo eso, sino los sueños de la gente almacenados en sus aguas, en sus cuadros, en sus calles, en sus plazas, en su asfalto.

Ignoro el azúcar glas cubriendo mi ropa y transformando el pulcro cuero en un negro grisáceo embadurnado de un blanco dulce y pegajoso. La crema de avellanas jamás dejará de resultarme empalagosa, sin embargo eso no es lo importante. No importan las compras que finalmente hagamos, o cuál sea el camino correcto para ir de Sol a la Plaza Mayor. Importa que nos perdemos, una y otra vez, y nunca será de otra forma. Importa que camino junto a Lalu y Paula y que a veces incluso pienso que la segunda elige el camino equivocado a propósito.

Importa que no solo me pierdo por las calles, sino en la ciudad misma y en toda su historia. Me pierdo en la magia de Madrid iluminada por un sol débil y placentero que anuncia la Navidad. Además lo hago con la seguridad de que él está allí, de que ha estado en cada lugar donde yo me he perdido, y que forma parte del hechizo de su ciudad.


Sí… Madrid en diciembre es preciosa.

viernes, 21 de noviembre de 2014

El sueño kantiano

La utopía se asemeja a un sueño despierto que no brota del letargo, sino que es elaborado por la razón. Necesitamos tener utopías que nos hagan pensar que en algún lugar existe algo mejor que el presente, algo mejor que nuestra realidad y las circunstancias donde se desenvuelve.

Siempre he dado por sentado que mis palabras no llegan a ninguna parte, salvo a allá donde las quiero dirigir. Siempre me he debatido en la disyuntiva entre tratar propagarlas haca cualquier lugar, o mantenerlas bajo cubierto, como un secreto, como un tesoro de chatarra, sin valor. Simplemente como los residuos de la organización y el estructuramiento de mis ideas. En cualquier caso convertir una voz débil en onda sísmica de tipo P, esas que todo lo atraviesan y llegan a todas partes, a cualquier rincón interno del mundo, no debe ser nada fácil. 
Ya no solo se me vienen a la cabeza las personas que por fortuna lo consiguieron, sino todas aquellas restantes cuyos sueños, metas y aspiraciones se quedaron en el tintero. Todos aquellos que algún día se encontraron en mi situación. ¿En cuál de los dos terminaré por encontrarme yo? 

Paula visitará el Museo del Prado y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el próximo día 11. Lástima que a mí no me esté permitido asistir. Lástima que este año no pueda visitar la capital en el mes de diciembre. Por primera vez en años no seré testigo de la magia de Madrid en fechas próximas a la Navidad. Sé por descontado que, a raíz de ello, mi visión de el fin de año estará inundada por una sensación de vacío. Y el vacío me aterra.


martes, 18 de noviembre de 2014

Perteneciente o relativo a Austria-Hungría

Una vez definidos los bandos, no hay vuelta atrás. Ya no me importa hablar y que me escuchen y por mi opinión pretendan hundirme, porque la libertad es el condicionante universal, igual para todos.
Estoy cansada de permanecer en silencio por miedo a que me oigan y mis palabras puedan ser utilizadas en mi contra. Estoy harta de esta  igualdad teórica, pues considero que uno tiene opción a pedir, o incluso exigir, de manera lícita cuando cumple con su deber y su cometido, cuando es responsable y consecuente de sus actos.
O conmigo o contra mí, ya no hay lugar para pacifismo. No quiero ser un Imperio Austrohúngaro provocado y llamado a las armas por el canciller alemán. Aunque todo es cuestión de tiempos: ahora él no tiene ni la más remota idea de en favor de qué está actuando. No tiene idea de nada.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Sin palabras

Hay veces en las que a nosotros mismos no nos parecemos nada y, sin embargo, determinadas circunstancias nos demuestran que cuando se desengancha un eslabón de la cadena, toda la realidad se desestructura. Hoy muchas vidas han cambiado y muchas otras se han visto afectadas por los daños secundarios. 
Es muy duro darse cuenta de lo cruel que es el mundo y percatarse de nuestra dependencia emocional en la que este incide de manera directa, incidiendo, perforando sin vacilar. Pero a veces lo real se vuelve difuso, y nada parece ser lo que es. No podemos asimilar la verdad dogmática que se nos ofrece, simplemente porque no queremos hacerlo. Porque, mientras no lo hagamos, la pesadilla no se hará realidad, y me lo confirmó definitivamente Elena Galán al decirme que no podía creer lo que está ocurriendo. 
¿Moraleja? No sé si esta historia contiene una enseñanza moral. El único imperativo útil que descubro es que cuidemos lo que tenemos y lo disfrutemos día a día, pues nunca se puede estar seguro de cuándo un camino está llegando a su final. 

jueves, 13 de noviembre de 2014

Parafraseando a Churchill

Pido palabra y consejo a alguien que sepa qué es activar el chip de positividad al poner un pie en la calle desierta de por las mañanas y, sin embargo, llegar a casa a diario con el corazón arponeado y las ilusiones deshechas en un puño. Diluídas por el ácido que desprende su muñeca durante el día. A quien sepa qué se siente cuando no hay fuerzas. A quien también haya perdido las ganas de despertar y levantarse por las mañanas.
Odio admitir que todo me está desmotivado, pero esa es la realidad. Qué será de mí si, a causa de la falta de tiempo, no importa cuánto estudie, pues jamás me será posible demostrar que me esfuerzo de verdad, que lo doy todo y más por seguir, aunque esa continuidad insana me cueste sangre, sudor y lágrimas. ¿Qué más debo hacer? A fin de cuentas nada es suficiente. Ese es el hecho inmutable que queda demostrado una y otra vez.
En mi cabeza se formó un cúmulo de desesperación que crece sin parar, que me mata por dentro sin que pueda hacer nada. Que me mantiene en una eterna caída por el abismo, sin dejarme ver el final. El final que siento la necesidad de alcanzar al fin.
Siempre pude con todo,  pero ¿esto? Esto es demasiado. Echo de menos la época que viví ahí arriba, ansiando la llegada de las letras, el punto de inicio de las carreras oscuras. Quién me lo diría entonces. Aquello nunca debió terminar.

martes, 11 de noviembre de 2014

Umbral 0 de inteligencia; el umbral inteligible

Dicen que la actitud filosófica nació de la admiración y la duda, y que esta solo pudo surgir cuando el hombre fue capaz de admitir que no sabe, que ignora, y solo por esto es capaz de percibir su necesidad de adquirir conocimientos. Solo el que es consciente de que no sabe puede sentir el deseo y la necesidad de saber. 
Existe un "umbral 0", que es el que alcanza una persona cuando es consciente de que no sabe y, a consecuencia, deja de hacerlo: el umbral 0 de inteligencia o umbral inteligible. Aquel donde se toma consciencia de las limitaciones de nuestro entendimiento, nuestra capacidad de percepción de la realidad. Es en este punto donde se inicia el conocimiento en sus dos vertientes (teórico, que busca desentrañar la verdad, y práctico, que persigue el hallazgo de la felicidad). 
Podría darse la malinterpretación de este concepto del umbral 0, pues es en apariencia fácilmente confundible con la estupidez, aunque sea un error. Al contrario de lo aparente, el umbral inteligible denota la suficiente capaz intelectual como para admitir que verdaderamente el conocimiento personal es limitado. Es el primer paso en el aumento del mismo. 
Sin embargo no todo el mundo es capaz de alcanzar dicho umbral y, curiosamente, son las personas que no lo consiguen las se creen poseedoras de un mayor de inteligencia, aunque esta teoría sea del todo incierta. No es más ignorante el que ignora, sino el que está tan limitado que ni siquiera puede ser consciente de su propia ignorancia. 
En resumen, para que surja la absorción de conocimientos, es indispensable la admisión del supuesto de que, en el inicio del proceso de aprendizaje, nadie sabe nada, pero esto es indispensable para alcanzar el abanico de conocimientos teóricos y prácticos que deseamos. De esto se componen la inteligencia y sus umbrales.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Farsa

Llamáis fascistas a quienes optan por el diálogo, el poder de la palabra, siendo vosotros quienes creen en la supremacía de vuestra tierra. Decid de qué valen vuestros discursos que apelan a la democracia si priváis de una decisión que nos afecta a todos a aquellos que no se encuentran en el interior de vuestras fronteras. Decid en qué clase de democracia se le lava el cerebro a la población bombardeándola con publicidad que echa pestes sobre el país sin informar de manera correcta sobre los pros y los contras que tendría la separación.
Y ahora, ¿qué? ¿Nos haréis la guerra? Bravo por aquel hipócrita que dice que la historia no debe ir hacia atrás. 
Esto no es democracia, es un pucherazo. Un fraude que fomenta el odio y no la fraternidad. 

jueves, 6 de noviembre de 2014

Ludismo

Cada mañana el vil despertador me arranca de la dulzura del mundo onírico, donde puedo ser libre, donde el tiempo es más que suficiente para ser feliz, donde todavía puedo pasar las páginas de un libro y sentir que la literatura soy yo, que su fuego me quema y su esplendor, su comprensión, incluso, me invaden. Y que ningún sueño me está vetado. El pitido desesperante, desconsolador, mil veces repetido me arroja a un lugar sombrío y amargo en el que ni hay espacio ni hay lugar. Ni hay tiempo, ni vida ni ilusiones, y todos los horizontes multiplican por mil miles su lejanía.
Miles de seres inútiles e inhumanos buscan algo, todos abusan de mí, y entre ellos se pelean por robar mi aire, mi esencia, el combustible que me levanta y me anima a continuar, y yo me pregunto: ¿qué estoy haciendo con mi vida?
¿Qué hago aquí y por qué el destino insiste en cebarse conmigo? Día y día pienso con el camino que dejé atrás, el que no me permitieron escoger. ¿Cómo sería mi hoy si ayer hubiese optado por los conocimientos prácticos? Si hubiese utilizado la filosofía como búsqueda de la felicidad y no como otra cosa, ahora esto no me atravesaría como un puñal.
A veces intento llorar, pero con resignación me percato de que ya no tengo fuerzas para eso. Ni fuerzas, ni tiempo,  ni vida, ni nada.
Así que, en ver que no puedo hacer nada, me limitaré a interpretar mi papel de máquina, puesto que no soy más que eso. Desde hoy seré la imprenta que el director de la obra quiere que sea, y nada más. De persona me queda mi peso muerto sobre los hombros. Así será hasta nuevo aviso.

Si buscase a un culpable, desde luego, Taylor quedaría absuelto. Me esfuerzo en ser una buena alumna, pero nada parece ser suficiente.

viernes, 31 de octubre de 2014

Yo te buscaré, te encontraré...

Recuerdo el 31 de octubre de hace justamente un año. Yo estaba feliz, muy feliz. Y cómo no estarlo, si el destino me tenía reservada la fortuna de volver a escuchar su voz. De escucharla por última vez...
En otras circunstancias, en las de entonces,  por ejemplo, hubiera elaborado un salmo perifrástico en honor a su mirada, su voz, su mano izquierda, sus pasos a través del pasillo o el simple temblor que su recuerdo me produciría. Pero estoy demasiado cansada como vacilar en la disputa entre Dee Dee y el tiempo. Demasiado agotada para pensar más.
No está. Se fue, y los daños colaterales aún me persiguen.  Daños, fundidme con el pasado que no volverá, pues de irreversibles, me quitásteis la capacidad de vivir sin vuestra dolorosa influencia.

Estés donde estés, no desaparecerás de aquí. Y ya no puedo continuar.

jueves, 23 de octubre de 2014

Sobre Platón y sus dos mundos

Hace tiempo me preguntaba si eso de <<amor platónico>> hacía referencia alguna a Platón. El filosofo desgajaba la realidad en dos mundos: el mundo de las ideas y el mundo sensible. En el primero reside la verdad auténtica, la inmutable, el sentido de todo. Mundo que, por desgracia, nos está vetado y, con ello, viviremos eternamente separados de la sabiduría suprema. Es cruel y muy triste ver como el sueño de los liberados les fue arrancado incluso antes de existir. 
El mundo sensible, en cambio, es el que habitamos. Su nombre proviene de la captura de sensaciones que los órganos del hombre son capaces de llevar a cabo, siempre utilizando sus recursos —que, aunque escasos, bien aprovechados son más que suficiente— al máximo. Sin embargo, no parece albergar ningún atisbo de realidad. Es decir, lo que vemos no es lo que hay, sino lo que creemos ver: sombras proyectadas de la auténtica verdad. Esa musa que sin piedad dibuja su silueta sobre una pared y nos invita a perseguirla, pero nunca está donde vimos la solidez de sus caricias. 
Aristóteles, no obstante, reniega de todo esto. Al parecer la realidad ya es lo suficientemete complicada como para seguir hurgando y pretender atar los miles de cabos sueltos. Por lo que a mí respecta, solo sé que lo que parece ser, no es lo que parece, y que verdad y realidad no siempre caminan de la mano. 
En cuanto al tiempo... ¿qué se puede decir del tiempo? Que me separa de aquellos que fueron hechos de mi misma pasta. Hoy los estudio, los hago revivir con el recuerdo, que parece ser lo único capaz de conectarnos nuevamente, como alguien me enseñó. No obstante está claro que ese alguien jamás reconocería su mérito, porque es así. Aunque también es cierto que nunca se lo he confesado abiertamente. Pero la persona en cuestión, es muy inteligente, y sé que sabrá darse por aludida. O eso espero. 
A todo esto venía diciendo algo que ya no recuerdo. Regresará a mi mente, espero. Y si no, permanecerá para siempre en el unido de las ideas, pues ya jamás podré tener acceso a ello.
 
Y ahora, ante el sentimiento inevitable, me deshago en recuerdos.

martes, 21 de octubre de 2014

(Sin)sentidos

Existe un pánico extendido por toda la tierra. Espolvoreado sobre ella, hace miles de millones de siglos, como si de canela se tratase: dulce y peligroso. Al borde del abismo, es el culpable del irresistible vértigo que nos hace palpitar rebosantes de vida, justo antes de caer.
 El choque de polos opuestos es inminente, eso está claro. El término <<luz>> no tendría sentido si la oscuridad dejase de perseguirnos, acecharnos, incluso de llamarnos, atraernos, seducirnos hasta volvernos aún más perversos de lo que la propia naturaleza quiso para el hombre.
El pánico a la multitud, el miedo al vacío, que me hiere y a la vez es lo único capaz de sanar mi alma enjuta. El estallido es más potente que el estruendo de mil cañonazos. Igual que ocurre cuando amor y odio se igualan. 
La paradoja es odiosa, y también inevitable. Que nuestro objetivo sea la felicidad estando condenados al odio y el miedo. El odio y el medio son los  motores de la Historia, y el amor a la Historia me hace palpitar. Vuelta a empezar. Vuelvo a celebrar mis delirios y locuras antes de precipitar en mi propio destino, que todavía no sé si de verdad está escrito en mi realidad o soy yo la que redacta sus pasos sin saber de dónde viene. Sin saber adónde va.

domingo, 19 de octubre de 2014

Leyes

Las leyes no existen para hacer perfecto y armonioso un mundo caótico y desigual. Un mundo ruidoso e impaciente, sumido en la disyuntiva entre progreso y tradición, partido en dos, en cuatro, en ocho partes, y cada vez más. Un mundo de miles de ideas. Un mundo de libertad. 
Pero en todas partes la libertad parece estar vigilada, controlada y oprimida. En contra de lo que muestran las apariencias, nada de esto es culpa del dinero, sino del poder de control que ejerce sobre las personas. Si bien es cierto que rico es el que lo tiene en abundancia, también lo es que a las personas más pobres les sobra. Porque no hablo de desfavorecidos, sino de pobres de espíritu. Pobre el que compra a las personas y pobre el que se autoproclama adquirible. 
Pobres todos aquellos que compran su inocencia, que compran la justicia. Y pobre la justicia por dejarse hacer. Pobre de mí por creer que puedo cambiarla, pero me compadezco aún más del que lleva un <<imposible>> por bandera, y se rinda sin luchar.

jueves, 16 de octubre de 2014

"La liberté consiste à pouvoir faire tout ce qui ne nuit pas à autrui."

Este dolor que me desnuda 
por haber tenido tu nombre en mi piel 
y esas llanto que te destroza 
son mis razones, por encima de todas las flotas.
A pesar de todo, los rifles nos vigilan.
Cerca de nosotros, los estandartes no vacilan.
Y después de todo, nada de eso importa.
Todo irá bien, irá bien para siempre.
Todo irá bien. Olvidaremos los cañones.
Sobre cada muro escribiremos
nuestro juramento de libertad.

Bastille, 1789: Liberté. 



viernes, 10 de octubre de 2014

El espacio disponible

Normalmente uno sabe quién es y tiene constancia de cómo es: de su tamaño, su peso, su tono de piel... Pero eso no es suficiente. Si nacimos para habitar el mundo, ¿qué parte ocupamos de él? 
Mi extensión ocupa el espacio cedido a mi cuerpo Es decir, que yo soy yo desde la cabeza hasta los pies. Sin embargo el subconsciente y el yo no corpóreo son algo totalmente distinto y como todo, debe tener su espacio, aunque ignore completamente cuáles sean sus dimensiones.
En cualquier caso lo corpóreo cuenta con fronteras que lo delimitan. No obstante, lo demás, eso dudo que conozca límites. Con lo cual, el espacio disponible es el mismo para todos y, dado a que no son sólidos, pueden entremezclarse. Decirlo de otra forma sería afirmar que el medio no nos pertenece, que no pertenece a nadie, y ben es cierto que,  a su vez, pertenece a todos. Por eso no respetar el área que alguien ocupa en un determinado momento, significa oprimir de manera directa a la persona.
Y eso significa ser libre: vivir sin límites, hasta la máxima plenitud de la persona siempre y cuando la acción propia no dañe o perjudique la libertad de otro. 

¿Es lícito incidir en la libertad de quien no ocupa tus límites por el beneficio de un colectivo? A mi parecer, no. Al de los de arriba, parece ser que sí.

lunes, 6 de octubre de 2014

Tercer Estado

Los opresores adquieren cadenas a diario, más y más eslabones colocan alrededor de las muñecas del pueblo sin que este pueda hacer nada. Sin dejarle decir nada.
Dicho quedó por los siglos. En 1789 los monarcas franceses contaban con apoyo austriaco. Eso no cambia. Parecen justificar su comportamiento con un "ya pasará", un "aguanta", un "no lo podemos cambiar". Una excusa cualquiera que invierte la situación y le hacen a uno parecer el débil, el que exagera, el que debe callar porque no tiene derecho a desear el progreso, o porque lo que dice no resulta realista para algún privilegiado de alto rango en esta sociedad. Pero yo no aguanto más.
Que no os engañen. Lo que buscan es silenciar la verdad por no levantar ampollas en sus manos o en las de aquel que desea luchar contra lo que no es correcto. Y muere nuestra libertad.

"Por el rey Fernando VII, vencer  morir." Y luego vino la Década Ominosa.

viernes, 3 de octubre de 2014

La Bastilla

Todo el mundo habla de quererse a si mismo, de tolerarse, de amar lo que se tiene y lo que no. De saber vivir con ello. 
Muchas veces hablo desde un punto de vista demasiado subjetivo hacia mi persona, sin querer aceptar lo que realmente tengo, lo que realmente soy, y es desesperante. Uno no sabe lo que es estar desesperado hasta que está harto de mirar a ninguna parte esperando encontrar la chispa que lo hará seguir, que lo hará volver a brillar como una estrella del cielo, porque parece que jamás aparecerá. Pero un día aparece. 


Ça ira, mon amour.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Veintisiete planos

Conozco a un tipo que lucha por alcanzar su sueño. Tal vez la dirección de largometrajes no esté a su alcance al día de hoy, sin embargo siempre dispone de un fragmento de su tiempo para dedicarse a imaginar. Entonces escribe, idea, trabaja sobre planos generales, de detalle, carteleras... Las vistas en todas sus vertientes, para abreviar. 
Desde que sé de su existencia admiro su faceta artística, haciendo hincapié en el carácter guerrero del susodicho. Él no lo sabe, ni lo sabrá. 
Al caso, opino que merece ser mencionado cierto corto que una vez dirigió y filmó él mismo —en el que, dicho sea de paso, Almond participó—. El actor principal me comentó que su único cometido era enamorarse. Quizás parezca sencillo fingir el amor, pues basta con aprender a descontrolarse, sonreír, hablar sin propiedad y derramar alguna que otra lagrimilla de vez en cuando, en las tomas que así lo requieran. No obstante el amor lleva consigo el componente bioquímico que solemos pasar por alto. Y la química no es nada simple, sino práctica y destructora.  
De todo esto tuviste algo que grabar...


Meditar y caminar son dos conceptos que, bajo mi punto de vista, están ligados, asociados, son directamente proporcionales, o el término que bien esté dispuesto cada cual a tolerar. Caminar, caminar, para no ir a ninguna parte. Meditar, meditar sin preguntarse nada. Pensar mil veces para no llegar a ninguna conclusión. Camino, medito, pienso, qué más da si, finalmente, de todo nada es concreto.

Paro y, de repente, vuelvo a escuchar su voz. Como en las mañanas que salíamos a encontrarnos con nosotros mismos. Cuando nadie quería admitir que esa era la realidad. Una de las infinitas realidades que nos bombardearán para siempre. 
Hoy, más que nunca, tiene sentido aquella canción. Aquella que sonó cada una de las veces que me dio un motivo para escribir, anunciando una y otra vez el desenlace de esta historia. 
A veces ser directo no es suficiente, o no lo suficientemente apropiado. Pero la perífrasis solo es una forma más sutil de disparar el cañonazo. Sobre este amor de veintisiete planos.

lunes, 22 de septiembre de 2014

El Mago de la Guerra

Esta es la historia de un hombre al que todos consideraban simplemente uno más y resultó ser un héroe. La misma que nos demuestra la importancia de creer en la magia.

Jasper Maskelyne creció en el seno d una familia inglesa cuyo mayor legado había sido, durante generaciones, la magia. Desde niño fue testigo de magníficos trucos que causaban furor entre el público. Cómo imaginar en aquel entones que, algún día,  aquello contribuiría a la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Cuando  Jasper creció se convirtió en un gran ilusionista, continuando con la tradición familiar. Sin embargo, al estallido de la guerra, decidió marchar de su hogar para defender a su patria y luchar por ella en los frentes del Norte de África.
Inicialmente fue destinado al Regimiento Real de Ingenieros para más tarde ingresar en la Unidad de Camuflaje. Fue allí donde se topó con la oportunidad de utilizar sus habilidades como ilusionista en el campo de batalla. 
Así, el 22 de junio de 1941, Maskelyne salvó Alejandría de ser bombardeada. Para ello construyó un "puerto de pega", el cual tenía la misión de atraer la atención de la Luftwaffe mientras la ciudad se ocultaba en la penumbra. Maskelyne ordenó apagar las luces de Alejandría para que el único objetivo visible fuera el falso puerto, el cual finalmente fue víctima de las bombas alemanas, quedando la ciudad intacta tras el ataque. 
Después de tal hazaña, sus superiores le encomendaron la misión de proteger el Canal de Suez de una nueva amenaza aérea. Esta vez, mediante un juego de luces y espejos que apuntaban al cielo, impidieron la visión de los aviadores y, con ello, la victoria nazi. 
No obstante, su  mayor logro tuvo lugar en la batalla de El Alamein, donde, gracias a él, las fuerzas aliadas consiguieron derrotar a Rommel, el Zorro del Desierto. Por medio de un ejército falso constituido por maniquíes, armas de pega y tanques de lona y la emisión de falsas señales aéreas, convenció a Rommel de que el ataque se produciría por el Sur, cuando realmente sería por el Norte. De manera que Rommel desvió gran parte de sus tropas y fue derrotado. Dado su éxito, el plan se repitió en el Desembarco de Normandía. 
Esta, junto a la batalla de Stalingrado, supuso el comienzo de las derrotas del Eje. El principio del fin de la Segunda Guerra Mundial. 

domingo, 21 de septiembre de 2014

Mar de ayeres



A oír de nuevo por los pasillos el fantasma de unos pasos que se alejan, el sonido de una voz latente en tiempo y espacio que no deja de romper el impenetrable barullo, el reflejo leve del vivo color manzana, que de frío pasó a cálido y de realidad a recuerdo. Todo igual y, en cambio, todo ha cambiado. Ha cambiado para siempre.
Desde hoy caminaré, siempre con rumbo fijo. Mil veces querré caminar hasta perderme en el mar de ayeres, y así será. El viento se aviva, golpea los cristales y los hace temblar. En el cielo se observan oscuras nubes de tormenta que, pacientemente, aguardan su momento de precipitar en forma de lluvia, simulando lágrimas del cielo.
El otoño se acerca progresivamente mientras busco información sobre Murat. Almond sostiene que he cogido el Bachillerato con ganas, sin embargo sospecho que, más bien, el motivo de la dedicación se infiltra en el terreno personal. Pero de eso hace ya tiempo. El asunto quedó zanjado meses atrás, cuando, estando allá arriba, me debatía entre ciencias y letras. Entre luz y oscuridad, y finalmente vi lo que siempre había tenido delante. El ambiente de persianas bajadas me atraía, me incitaba a escribir. De hecho, en numerosas ocasiones fue el objetivo principal al que mis delirios enfocaban. Por eso me decidí por las carreras oscuras.  Por contigüidad, mi entrega fue plena. Como siempre lo ha sido.
El cambio de curso, la “nueva” clase, el retorno del viejo entorno ruidoso, la separación definitiva de la Biología y la Física y la Química… Las humanidades y las letras, en general, forman parte de este nuevo comienzo mío de raíces arcaicas, espíritu crítico, progresista y nostálgico. O quizá no. Tal vez sea yo quien realmente pertenece a este mundo, y no al revés.
O puede que el derecho de propiedad también sea recíproco. Yo soy suya en mi totalidad, y él es mío dentro de mi realidad individual. Así mismo, si alguna vez logro efectuar cualquier tipo de cambio positivo dentro de una realidad mucho más grande y general, será gracias a la absorción y la influencia que ejercemos constantemente el uno sobre el otro, bien sea para bien o para mal (porque igual que puedo redactar un escrito con alma, puedo hacer un destrozo, un desastre garrafal).

El adiós precipita de igual manera en el charco de mi persona, provocando bienes y males con la onda expansiva. Aunque claro está que los términos “bien” y “mal” son muy difusos, y que a veces la fina línea que los separa es casi imperceptible. Trazo fruto de un 2H, sin duda alguna.
En ocasiones un pequeño cambio puede suponer un mundo, sin embargo en otras todo surge de forma distinta. Una mutación con demasiadas repercusiones necesita de un ligero ajuste, no siempre intencionado o premeditado, para que nada abandone su orden natural. Lo que ayer parecía blanco, hoy se ha oscurecido. Y lo que antes pareció negro ahora es gris. Y vuelta a empezar…



Recuerdo que en el pasado era incapaz de escribir sin escuchar música, pues el tempo provocaba la fluidez determinada de cada escrito. Ahora soy capaz de acompasar mis pensamientos al ritmo del silencio. 

martes, 16 de septiembre de 2014

Recíproco

Han transcurrido cinco horas desde que nos hallábamos en el patio delantero, expuestos a la intemperie. O quizá no, pero qué más da. A veces es el propio autor quien ignora las circunstancias en las que está inmerso, el tiempo y el lugar en los cuales ese encuentra redactando, relatando, narrando, escribiendo, pensando, formulando y retratando. Eso mayoritariamente ocurre porque el proceso se torna reversible. Puesto a que las palabras no son creadas por quien las usa, son ellas las que invaden la mente y el espíritu del pensador que trata de invocarlas. Pero el muy estúpido no sabe que realmente lo están poseyendo. Se están adueñando de su ser, y él se lo permite con descaro. Como la boca ardiente que reclama el impacto definitivo con el hielo del amor.

 Para Lalu, que se sienta detrás de mí, Gema, que en clase de Historia ocupa el sitio de María, a mi derecha, Irene, una mesa más allá, o cualquiera de las personas que ocupan la "nueva" aula (y digo "nueva" porque ya estuve allí, en 2º de la ESO. Recuerdo aquel pasado primer día en el que Macarena nos recibió allí, con una de sus habituales sonrisas. Todo so pasó, pero al mirar atrás parece que ambos sucesos son simultáneos) esta debe ser una hora más dentro de una mañana tremendamente ordinaria. Para mí es totalmente diferente. Este no es un día normal.
Almudena acaba de devolverme el libro que le resté hace unos meses, cuando aquel cuarto no había acabado. Tras dejar sus cosas sobre la mesa, nos muestra la prueba cuya existencia llevo intuyendo semanas: la temida Evaluación Inicial. 
Quizá el tiempo escasea. Tal vez la Geografía no termine de definirse por mi bando. No obstante la Historia sigue estando de mi parte. 
Define conceptos y personajes. Guerra Fría. Crack del 29. Marxismo. Napoleón...
Napoleón me transporta a otro tiempo, a otro lugar. Como todo lo que me rodeaba estando allí, dos tiros de escalera por encima del espacio que ocupamos hoy. 
La nostalgia y aquel frío hicieron un buen trabajo conmigo. Nada me impedirá recordar los instantes vividos en la cueva: la felicidad y la tristeza, los reencuentros y las despedidas, los pensamientos y que condensé en el ambiente reflexivo, los largos y constructivos debates, la oscuridad y ese extraño rubor...  Godoy regresa junto a mí. 
Pero esto no es una cueva. Siento que será la última vez. Sé que es una despedida. Nos miramos y no hace falta nada más.  No hay nada más que la clase llena de mis compañeros enfrentados a sendas pruebas iniciales y Almudena. Y el rastro blanquecino del fantasma metafórico que guarda bajo llave los nuevos recuerdos: los de la cueva. Los de Reven y toda su historia.  Elena Galán no discreparía.

Hasta siempre.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Acerca de la verdad y la realidad

Reflexionando sobre la realidad, recordemos la antigua confrontación entre Sócrates y los sofistas. Aunque quizá esté haciendo un mal uso del término. 
Los sofistas hablaban de la verdad desde un punto de vista demasiado subjetivo y relativo. Sócrates, en cambio, defendía firmemente la existencia de una verdad única y objetiva. Naturalmente, todo esto solemos pasarlo por alto (y hablo en general, aunque lo detesto), no obstante, en cientos de miles de ocasiones se nos presenta el dilema cumbre. Entonces sí sentimos la necesidad de tomar una determinación inminente. Pero muchas veces esa necesidad se mezcla con una nueva contradicción: lo que es y lo que queremos que sea.
Atendiendo a la nube global en la que las múltiples <<verdades>> se mezclan y se condensan antes de precipitar, obtenemos la creación de dos términos fácilmente confundibles: veracidad y realidad. Quizá de esto surgiera el eterno debate.
En cuanto a la veracidad, considero que cada cuestión puede tener múltiples respuestas cargadas de matices y variantes. Sin embargo sólo hay una que conteste verdaderamente a lo que se esta preguntando. 
La realidad es algo totalmente distinto.  Existen en el universo infinitas realidades, al igual que acepciones posee la palabra en sí. Para mí el sentido más significativo es el que dictamina que la realidad es lo que es, lo que está ahí. Por tanto a la vista queda (o debería quedar) mi postura a cerca de ésta, y esto puede extrapolarse al campo del deber. 
Cada individuo posee y habita una realidad, la cual es única, exclusiva e irrepetible, y pertenece a un conjunto de subrealidades a las que engloba una realidad general que les impone ciertas características comunes. Para ejemplificar esta afirmación, utilizaré mi caso: mi realidad es que yo soy yo, quien soy y como soy. Tengo mis virtudes y mis defectos, mis gustos, mis preferencias, mis problemas, mis aspiraciones y mis ideales (sen cuales sean). Vivo en el país donde nací y, por el momento, todo apunta a que seguirá siendo así, por lo tanto pertenezco al conjunto de subrealidades que engloba España (que tiene una cultura, ciertas posturas ideológicas y ciertos problemas sociales, políticos y económicos), que a su vez es también una realidad y una subrealidad dentro de otra, de un conjunto más grande, que es la Unión Europea. Y esta está dentro de Europa, la cual guarda relación con el resto del mundo.
Dicho lo cual, pensemos en nuestras responsabilidades como ciudadanos. Si nos desentendemos de las realidades generales, cae el sistema. La ruptura daría lugar a una especie de anarquía en la que imperaría la ley del más fuerte. Sin embargo tampoco debemos descuidar el desarrollo de nuestra vida personal, pues de tal forma nos sería imposible alcanzar la felicidad, es decir, la plenitud, el fin predilecto de nuestra existencia. En conclusión: nuestro deber es luchar por la plenitud de nuestra realidad.

martes, 9 de septiembre de 2014

Episodios Nacionales

Las guerras carlistas no dejan de retumbar como bombos dentro de mi cabeza, y me pregunto por qué. Trafalgar, la Guerra de la Independencia, la Revolución Liberal, la Restauración y hasta Napoleón. Pero eso no es extraño. 
Un siglo pasado que se repite una y otra vez para mí. Y, de repente, es como si lo hubiera olvidado todo. 
Se me escapa el tiempo de entre las manos, y no puedo evitarlo. Qué asco le tengo a esta maldita presión.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Vanguardias

Movimiento clave. Estudiando las Vanguardias uno se da cuenta de que el Arte es la única fuente veraz de la sociedad. 
Sin dejar de elaborar sus obras con una intención clara, permiten al espectador ponerse plenamente en contacto con el espíritu artístico y sacar sus propias conclusiones sobre el sentido real y el figurado: el que uno mismo crea a partir de la observación y la valoración del contraste entre sociedad y obra. Entre lo que quiere hacernos creer y lo que de verdad es.
Interesante, la cuestión. Pero esto es sólo una opinión.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Toledo

Toledo, lugar de reunión de múltiples culturas y sentimientos, ayer tuve el placer de conocerte. Toledo, si en algún lugar debía conocer los entresijos del ejército, es en tu Alcázar, ese que logró retrasar el triunfo del bando nacional.Toledo, si había de ser testigo de un tesoro, fue el de tu catedral.

Si en algún lugar el ayer regresa y las palabras cobran otro significado, es aquí, bajo la luz sombría del Entierro del Conde de Orgaz. Sobre su lápida, que yace a sus pies desde hace siglos.

El reflejo del Alcázar despierta en mí un cálido nerviosismo. De repente noto enrojecerse mis mejillas. Como pasó aquel día, cuando salí de casa, dispuesta a comerme el mundo, o a que él mismo me tragarse. Una punzante ráfaga de aire caliente empeora mi dolor de cabeza debido al cansancio. Siento que me mareo al mirar nuevamente el río. Entonces vuelvo a encontrarme con sus ojos. En un pasado tres de septiembre, en el cual los miré por última vez. 
Las cientos de fotos fruto de este viaje me recuerdan una  otra vez mis grandes ambiciones. Y, junto a ellas, vienen impresos los recuerdos de años atrás. Dee Dee, en ellos apareces tú por todas partes. Hoy no puedo evitar pensar en ti, en que hace un año que mantuvimos nuestro último cara a cara.Pero jamás el definitivo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

En nuestra realidad

Dicen los medios que allá en Oriente Próximo, una terrible guerra arrasa la tierra teñida de rojo, y todo lo que encuentra a su paso. Puñados de bárbaros que amenazan y aterrorizan a inocentes. Sin discriminación alguna.
Por otro lado, culturas y terrenos a punto de resquebrajarse, sufren la lucha de dos bandos: el mutilado y el que reclama lo  que es suyo. Pero nuestro no es nada más que el cuerpo que nos mantiene atados a este lugar.
Robar está permitido, pues la justicia está mal hecha, y el criminal jamás paga los platos que rompe. En cambio, si alguien coge algo por necesidad, las puertas de la cárcel se abren de buena gana para él. 
También se escucha que, de vez en cuando, sube la bolsa. La noticia es motivo de júbilo, y todos se alegran. Sin embargo, los poderosos jamás abrirán la mano a buena voluntad, no tanto como ellos dicen. La economía crece para ellos, y ¿qué queda para los demás? Hambre y condenas para aquel que intenta sobrevivir. Gente que aquí es arrancada de su hogar, personas que allá mueren por abolir la desigualdad social. Y el rico, en su mansión, pone cara de pena, pero ya está. Ese no es su problema.
Sobre daños, pérdidas y horrores se habla. Para daño el que el hombre insiste en hacerse siempre a sí mismo.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Mamá

A veces parece que la realidad estã ahí. Que las cartas fueron puestas sobre la mesa hace tiempo, y uno se siente inútil por no haberse percatado de los hechos veraces.
Hechos... Los hechos son el contenido de la trama impenetrable.

En un mundo mal repartido es difícil esperar que la suerte camine de tu parte. Sin embargo es fácil confiarse. Es fácil perjudicar y difícil ser fuerte. Y el dolor es mayor cuando el perjuicio ataca a los inocentes. A los realmente buenos. Porque, en esta guerra de tres bandos. sí puede hablarse de buenos y malos...

Con el choque de intereses llegan también las alianzas. Más odios, más ira, más daño innecesario. Así ocurrió hace años, allá en Vietnam y Afganistán (el llamado Vietnam soviético), como aconteció en Corea: avance rojo, remontada azul, todo para volver a la situación inicial. Solo que, fuera del mapa político, la geografía reveló el mismo tinte oscuro de sangre seca sobre la tierra. Herir por herir, y ya está. Luego dirán que somos el ser superior, qué creído nos lo tenemos.

Puede que los ricos siempre ganen la guerra y sea el pueblo quien termine pagando las consecuencias dentro de esta Guerra Fría. Pero también quedó dicho que a todo cerdo le llega su San Martín. 
 Los pobres tienen una única ventaja: saben cuándo se les quiere por ellos mismos. Cuándo se les quiere de verdad. Y yo cambiaría el mundo para ti.

domingo, 10 de agosto de 2014

Dos faros

Recuerdo aquella agitación mía de finales de julio. Aquel eterno mes al fin culminó con la llegada de Almond. Iluminado por un cielo estrellado desde el cual Ofiuco nos vigilaba...

Nos íbamos a comprar estando en la piscina, o acabábamos de llegar, ya no estoy segura, cuando recibí aquel mensaje. Aquel que anunció su llegada. Esa tarde estuve hablando largo y tendido con sus primas, y jugando a un par de juegos de cartas. Paula y Lidia se marcharon a conteplar los bronceados cuerpos de los jugadores de voley (que llevan tostándose desde el mes de mayo), así como el deporte en sí. O eso dicen. Lalu se quedó conmigo. Puede que tuviésemos también una entretenida y redundante conversación sobre cualquier tema social-político. O igual me contó qué se iba a poner para el pregón de fiestas, quién sabe. Las dos saltamos, literalmente, de alegría. 

Después de tan solo unos días aquí, Almond se fue. Pero,¡qué días tan maravillosos! Los detalles se los reservo a mi memoria. Me faltaría blog para comentarlo todo como realmente se merece. 

Una de las noches, imagino que la del día 4, le mostré mis delirios hechos palabras, encerrados en estas entradas desde hace dos abriles. Él me dijo que la sensación que domina el cuerpo tras leerme es melancólica, triste, pesimista... y que ciertas palabras clave lo demuestran. Hoy quiero escribir algo alegre para ti.

Cada lugar lleva impresa tu huella: la "Zona 3G" de los alrededores de la iglesia, el duro suelo del frontón, el banco de la plaza donde nos conocimos, la cortina vieja que cubre mis libros, los pasadizos, la fuente de nueces de mi cocina, la puerta de la tahona, el baile y la acera que hay frente a él, tu calle y "la Báscula". Cada sitio que siempre ha pasado desapercibido, al cual jamás presté atención, ahora es una fuente de sonrisas y recuerdos. 

Voy a contarte un secreto: engaño a mi propia literatura, si es que se le puede llamar así, porque yo nunca he sido pesimista y, sin embargo, sabes muy bien que ella sí lo es. Y otro más: la tristeza que manifiesto cuando te vas, cuando de nuevo me dices adiós, no supone siquiera una cuarta parte de la felicidad que siento al volver a verte. Aunque eso no me convenga ni me sea rentable, es la verdad más innegable que puedo decir. 

Pronto nos veremos otra vez. Me niego a dejar pasar tanto tiempo una vez más. Hasta entonces, Ojos Azules, que de noche parecen dos faros.


<<La misma sensación que al leer Góngora.>>

lunes, 4 de agosto de 2014

El IV Reich

Suerte. Qué palabra. Manera detestable de separar el mundo, el futuro, los acontecimientos, la casualidad y la causalidad. Incluso a las personas. Buena o mala. No hay más, en teoría. Vaya movidas se inventan, los desgraciados.  Para mí ya no existe ninguno de los dos vocablos. Ya no hay nada.
Carlos me habla del supuesto Cuarto Reich. Esos sí que tienen algo que contar.

miércoles, 30 de julio de 2014

Muchas otras veces

A veces... Muchas otras veces me da por soñar.

A veces

¿Qué es esto que me ata y me rechaza a su vez? A veces pienso lo que conlleva todo esto, al mismo tiempo que su causa.
A veces no puedo evitar sentir mi cuerpo demasiado pesado para mí. No puedo irme, pero  tampoco quedarme. El lugar me está vetado. Peso demasiado para sostenerme de pie.
A veces no puedo evitar echar mil cosas de menos. Esas cosas que todo el mundo odia, y esas otras que todo ser viviente querría. Que toda persona perseguiría hasta morir con tal de sostenerlo entre sus manos por una vez, durante unos hermosos y castigadores instantes.

domingo, 27 de julio de 2014

Al margen de los hechos

Al margen de los hechos; siempre queda algo que añadir. 
A veces es inútil tratar de escapar de la incertidumbre, del bullicio que grita verdades inaudibles. Sabe que está ahí, pero no cómo, ni cuánto va a durar. Y eso es a lo único que uno puede agarrarse. 
Otras, en cambio, el silencio susurra las respuestas a tantas preguntas arrojadas al viento, y es el eco de su voz cuanto se puede escuchar. Aquello que es cierto, y se sabe sin saber por qué. Que vuelve, una y otra vez, que llegará algún día. Sí, algún día. Si acaso lo olvidara, recuérdamelo. Tantas veces como sea necesario, hasta el final. Hasta el último punto y final, que resulta ser el último suspiro.

martes, 15 de julio de 2014

Una pincelada blanca

Ondear en el viento para escapar de un lugar que no es el tuyo, ¿tiene sentido? Alguien me dijo una vez que el viento se mueve en círculos,  y que todo círculo es infinito, no tiene ni principio ni final. Y que siempre regresa al mismo lugar. Adoro el frío, pero es duro sentir punzadas de frío al respirar.
Ahora la voz rota de Alice Cooper me desgarra con su veneno, otra vez. Es duro tener que regresar a esto: a utilizarlo como un medio para evadirme de la realidad. No quiero más evasiones. No quiero volver a escapar.
Todos juran y prometen un futuro mejor y más puro desde la felicidad, y no digo que mientan . Pero esto no es el futuro, es el maldito y asqueroso ahora.
Entonces la canción acaba, y descubro que todo es verdad. Que el ahora sea negro significa que en el horizonte hay un después más limpio –siempre estropeo mis pinturas al usar el negro. ¿Se podrá ser más manisa? Pero, espera... Al negro siempre puede taparlo el blanco. No es un cambio brusco, y eso es lo mejor: perderse en la magia de los matices. Aunque suponga adentrarme y arrastrar a otros conmigo al desierto gris–, y que algún día llegará. Y esa es su única ventaja.
Y yo me quedo con eso. Nadie puede hacerme dudar.

viernes, 11 de julio de 2014

De una noche de verano

Después de tanto superar, de tanto resistir, de tanto recaer, me vuelvo a empujar. ¿Por qué volver a insistir? ¿Por qué volver a caminar?
Las noches discurren para todos igual. Sin luz ni oscuridad. Sin alegría ni pena alguna. Pero a mí, cuando me bañan las ráfagas de viento que traen sus palabras, se me acelera el corazón y la mente, y no puedo pensar en nada más que en la luz de su mirada. Y, de repente, me descubro pérdida con el fantasma de su voz.

lunes, 7 de julio de 2014

El desierto de grises

Verano... ¿quién eres tú, verano? Te diré que careces de significado.
 Solo sé que el viento me consume y me envuelve en un remolino de imágenes que me golpean sin parar. No me permiten pensar, no me dejan escapar.
Julio devuelve el tiempo de suspiros, de añoranza, de mirar por la ventana en busca de un minúsculo agujero por el que escapar de él. Por el que escapar de todo.
Regreso a un momento cuyos antecedentes no son más que borrones en mi memoria. Curiosamente, aquella barca a la deriva siempre ha sabido mantenerse a flote. Como el náufrago de aquel relato que Dativo me recomendó leer.
Me concentro en esa barca y, por un instante, puedo ver a mi hermana sentada frente aquel viejo ordenador blanco. En la pesada pantalla se divisan múltiples círculos y óvalos  de colores que alguien plantó sobre un sobrio fondo negro. Ella los dibujó para mí. Con un dedo me señala cada cuerpo redondo, en busca de mis respuestas carentes de sentido a cerca de su color. A petición mía.
Entonces no entendía qué me hacía diferente. Entonces no sabía qué era caminar en un desierto de grises, ni comprendía que siempre estaría perdida en ese lugar. De alguna forma aquel juego inocente me hacía pensar que algún día todo acabaría. Que sabría salir de allí. Y que alguien me ayudaría. 
Su cumpleaños, hace dos días, resultó ser el culpable. El culpable de que me de cuenta por enésima vez de que ella siempre ha sido mi pilar, que me da fuerzas y confianzas para avanzar, aunque ya nunca camine de su mano. 

Y, al abrir los ojos, me percato de que ya estoy matriculada. Oficialmente, estoy en 1º de Bachillerato de Ciencias Sociales y Humanidades. Espero que en el futuro conserve la felicidad y la decisión con la que hoy inicio esta nueva etapa. Es ahora cuando empiezo a recorrer mi camino.

miércoles, 2 de julio de 2014

Luz del alba

La tormenta alcanza su clímax a las doce en punto. Como un incendio voraz arrasa con todo a su paso. Abate un tiempo proclive a desaparecer cruelmente. Sin piedad.
Pero a su fin siempre llega la calma. Ya no hay truenos de medianoche, sino la luz de un alba inminente que precede a un nuevo día.

sábado, 28 de junio de 2014

La Gran Guerra


El tiempo de espera ha terminado, o eso parece. No obstante esto  ha cambiado en su totalidad, a la vista de todos, como mínimo. Hace meses yo seguía confiando ciegamente en el universo, sin pensar en el riesgo. Ya todo me ha dado la espalda.
Como si el asunto hubiese comenzado cien años atrás. Entonces Gavrilo Princip asesinó al archiduque austrohúngaro y a su mujer. Y comenzó la terrible Gran Guerra. Europa ya no pudo escapar. Y creo que yo tampoco. 

miércoles, 25 de junio de 2014

Otro viaje

Levantarse a las seis de la mañana en pleno verano –así se empeñan en llamarlo–, recién cogidas las vacaciones, para subir a un coche y pasar toda la mañana de acá para allá debe ser síntoma de algo gordo. Algo muy gordo. Quiero a mi hermana y no me gusta dejarla sola cuando tiene que viajar, qué se le va a hacer.
La lluvia tras los cristales me recuerda a otro tiempo, a otro lugar. Ese tiempo para otras cosas, para otras personas, para otra mentalidad. Ese lugar donde el conocimiento del mismo era inferior, donde no supe apreciar enteramente el suelo que pisaba. Pero lo intenté. Juro que lo intenté. Aquella Francia desprovista de su coraza y de su esencia, donde sólo veía la sombra de cualquier catedral, los trazos de cualquier pincel.
Hoy, mañana y siempre parecerá amanecer, allá a lo lejos, donde nace y muere Bayona. Donde cada día despierta arropado por las nubes. Y en cada nube flota el espesor del ayer.

martes, 24 de junio de 2014

Breve Historia de España

Anoche me despertó el estruendo de la lluvia golpeando los cristales y el tejado. Los truenos acompasaban aquella fría melodía principal, y los rayos formaban el escenario perfecto de la obra. 
La agitación del repentino despertar me sacudió y, de manera instintiva, agarré la suma de sábana y edredón que todavía, en pleno verano, me arropan cuando reinan las estrellas. Como una niña asustada que abraza su propio torso a fin de propinarse consuelo, pienso en el frío y seguro invierno para abolir la soledad. Y entre sueños vuelvo a notar su caricia en mi pelo. En el único sitio donde ahora puedo estar a su lado. 

Por la mañana trato de analizar la Sonatina de Rubén Darío después del desayuno. Sobre la mesa veo el libro Breve Historia de España que estuve leyendo anoche —608 páginas de brevedad—. Es curioso cómo todo puede cambiar de manera tan radical en un tiempo relativamente corto. Recuerdo que cuando cursaba 1º de la ESO detestaba las Ciencias Sociales. No obstante, cuando se marcharon Nieto y la Terry (que sustituyó a Nieto cuando este se pilló la baja), todo cambió. 
En 2º de la ESO llegó la dulce y bella Macarena (la mejor tutora que he tenido hasta ahora). Sospecho que fue ahí cuando empezó todo. Fue entonces cuando descubrí la parte teórica del Arte, y quedé prendada de ella, al igual que pasó con la Historia en mi primer contacto con ella. 
Cuando su niño nació ella tuvo que irse, como es natural. A cambio llegó el gran Antonio Bernal, que era igualmente un hombre agradable. El hombre, como vio que una servidora no tocaba el suelo al sentarse en la silla, me regaló una caja de madera, la cual fue cargada con la responsabilidad de elevar el suelo hasta mis pies. Me pidió que la decorara a mi gusto y que ésta sirviera como recuerdo suyo cuando dejáramos de vernos. Y así viene siendo desde entonces. 
Con la llegada de 3º vino también Almudena, quien también nos ha llevado durante este año. Sus clases supusieron mi reconciliación definitiva con la asignatura, después de un primer curso sombrío. Pero eso no es todo. En sus palabras encontré mi gran vocación, mi amor por la Historia (la Geografía es caso aparte. Igualmente me fascina, pero resulta ser munición de menor calibre). Y con ella y Fernando llegó El Prado. Dicha queda toda alabanza con esto. 

Por la tarde una instancia de Paula llega en forma de mensaje de texto. En ella se reiteran sus inminentes deseos insaciados de que me arregle de una vez para salir a tomar algo. A regañadientes interrumpo mi redacción del comentario sin cesar las disculpas hacia Rubén Darío por dejarlo en mantillas, y obedezco. 
Sobre la estantería veo el perfume de color violáceo que bañaba la piel de Macarena. No he vuelto a verla desde que nos presentó a su pequeño. Lo cierto es que la echo de menos, aunque procure no darme cuenta, y me encantaría volver a encontrarla. Sin embargo, si volviera, significaría que Almudena o Fernando se habrían ido, y diría que no compensa. Al menos no por ahora. 
Alargo el brazo para coger el frasco con delicadeza y me impregno de su olor. Cierro los ojos y me tropiezo nuevamente con la imagen de ella con su niño en brazos. Y estallo en lágrimas de ternura.  

Carta 1ª:

 A la atención del autor:

Jamás sabré si usted ha vuelto a pasarse por aquí durante todos estos meses, ni si volverá a hacerlo tarde o temprano. No obstante aquí constará mi parecer sobre su constestación a mis reseñas. 

A ojos de cualquiera soy solamente un alguien desacompasado con su tiempo, con su edad y con la mentalidad que supuestamente debería poder atribuírsele. Esto puede tener o no que ver ahora, pero ¿qué importa eso realmente? Se trata simplemente de un hecho verídico que usted mismo viene pudiendo comprobar desde tiempos inmemorables. 
 
Como bien especifica, el truco de todo consiste en su naturaleza. En la llama que nace en usu interior y lo abrasa sin piedad con deliberio e inspiración. Y aquí reside la autenticidad sobre la existencia de un único autor. Así será para siempre. 

Tal vez la creación de ideales sobre su persona que se me apodera se deba justamente a esto. A que su fuego también me queda. También yo dejaré esto último a libre interpretación. 

Nada más que añadir. Que de sus palabras siga surgiendo la emoción de infinitos amperios.

Queda escrito. 

Una supuesta señorita: E.M.

viernes, 20 de junio de 2014

Las tierras del oro.

Esta mañana salí de casa con las sandalias y el vestido, así podría combatir el calor. Dejándome abrazar por el viento, desciendo la Calle Mayor hacia la plaza, de camino al autobús.
En clase jugamos al Trivial con Hester, en clase de Historia. La última clase de Historia. Reímos con suposiciones y respuestas falsas, algunas ridículas, otras que bien podrían guardar cierta semejanza lógica paralela a la realidad. Toca el timbre y bajo todo lo rápido que me dan las piernas en busca de Johnny. No puedo irme de aquí sin despedirme de él. Después de todo.
Me aferro con las uñas a los últimos instantes que me quedan aquí, no quiero que todo esto termine. No debería terminar. Pero ya es tarde. Demasiado tarde.
Ahora estoy en el coche, camino a Valencia. Rodeada de tierra, campos de cebada (cebá, en términos agroambientales),  frente a la carretera, me pierdo en el horizonte de un paisaje cualquiera. Lejos del calor sofocante y el frío invernal de la cueva.

jueves, 19 de junio de 2014

Jueves, 19 de junio

En un nuevo día soleado de fin de primavera despierto de manera puramente intuitiva a las nueve y veinte de la mañana. Anoche me acosté tarde viendo una película, Hindenburg, o más bien lo intenté, porque me pasé la mitad dormitando y dando cabezadas. No por aburrimiento, lo juro, simplemente se debía a las horas de sueño que durante el resto de la semana vengo echando en falta. Sea como sea, el caso es que he conseguido ponerme en pie. La ocasión lo merecía. 

Como digo un fuerte motivo me obligaba a arrancar las sábanas de mi piel, con la que parece fundirse cada mañana en la que la debida asistencia al instituto no la motiva a ser deslizante. Esta mañana, allá en la capital, tenía lugar la proclamación del Borbón heredero del trono, el nuevo rey: Felipe VI. Qué decir tiene, como amante de la Historia estos acontecimientos me pierden. 

Desfile militar, saludos, juramento, proclamación, discurso. Llegada al Palacio Real. De alguna forma ese mundo me une con un pasado que cada vez se aleja más, y ya no hay retorno posible. Solo puedo regresar cuando observo maravillada los cuadros de reyes y reinas, y la corona. Ajena a toda opinión política. 

Felipe sale al balcón seguido por Letizia, que camina unos pasos por detrás, y sus hijas. <<Pero en seguida lo alcanza y vuelve a abrazar a su rey>>. Lloro y a la vez sonrío, como cuando era niña.

Sin embargo en aquel entonces aún estaba incompleta, a pesar de no poder sentir todavía la pesadez del vacío. Eso, por suerte o por desgracia, no llegó hasta bastantes años después, cuando ya había confiado en todo. Cuando todo me había dado la espalda. 

Sentía que me faltaba algo, pero nunca supe de qué se trataba. Hasta que tuve sed. Entonces comencé a leer y ya no pude parar.

lunes, 16 de junio de 2014

Perestroika

«Veo que no hemos perdido el tiempo (…)» apuntaba Dativo en respuesta a aquel comentario que escribí. Aquel que, en lugar de entregar, compartí. 
El tiempo que nos queda entre estas paredes puede medirse en momentos. No puedo evitar pensar en todo lo que quedará durante meses encerrado aquí, cogiendo polvo, descomponiéndome con su ausencia. El silencio de la noche estremecerá cada sombra que oculte mis tambaleantes y ahogados recuerdos. Entre los ladrillos, en las esquinas (en Crisálidas, concretamente), en la cueva,  en el despacho de Godoy, detrás de las puertas... Suspendida me hallaré en el aire, sostenida únicamente por aquel arnés del que el Instructor me colgó en cierta ocasión.
Me niego a pensar en horas,  pues de tal modo terminaré por romperme. Por quebrarme con la fragilidad de un suspiro.

viernes, 13 de junio de 2014

Tiempo de descuento

Regreso a aquel lugar donde un día (me parece que fue ayer) le escribía mensajes de texto a María en un lenguaje propio de eruditos. Me hizo la mitad de gracia que a Johnny, que sí lo entendía. La última mirada cómplice de los adláteres en busca de alguna efeméride me estremeció.

Hoy estoy aquí, a pocos metros del hepicentro, en el concurrido centro urbano de "Treyun", como lo llaman en el pueblo de Elena Galán. Hace un calor de mil demonios, más que ayer, a las cinco o seis de la tarde.

Paula nos convocó en el lugar señalado a hora punta, a las nueve, creo recordar. Tengo hambre, por Dios ¡qué sofocón! Lalu está sentada en la otra punta y no puedo comentarle mi jugadón de esta mañana ( está muy ocupada con el España-Holanda, asunto de vital importancia).  Huele a vainilla y no requiere.

Tengo las manos llenas de grasa por el pincho –tortilla. Exquisita, por cierto–. Las putas servilletas ensucian más de lo que limpian. Veremos cuando vuelvan los brasileños. Entonces será otro cantar.

jueves, 12 de junio de 2014

12 de junio (Otro jueves cualquiera)

A veces un gesto, una imagen, un simple suspiro, vale más que mil palabras. Otras la cuestión está en tranquilizarse. ¡Qué demonios! En aprender a dejar de temblar. 

La parte buena de todo es que lo malo siempre tiene un final, que siempre podemos encontrar la luz al final del túnel. Lo jodido del asunto llega cuando las cosas buenas culminan. Es espeluznante. Pero aún lo es más si lo que yo considero bueno para el resto de la humanidad es la peor carnicería que haya podido tener lugar en el mismísimo averno. Y aún lo es más si las virtudes que el mundo siempre encuentra en un deshilachado y mugriento mañana, para mí no son más que eso. Un deshilachado interlineado que un mal autor no supo sobrellevar. 

Me inclino por la agonía eterna del mundo, que resulta ser para mí el delirio supremo. La encarnación del ayer que hoy amenaza con alejarse hasta dentro de un tiempo tan leja que ni siquiera puede verse, que jamás transcurre. Que me deja congelada en la angustia bajo un bochornoso sol de verano.


PD.: Los cubitos de hielo invencibles me sostendrán hasta nuevo aviso.

martes, 10 de junio de 2014

Caminos



<<Caminante, no hay camino, se hace camino al andar>>. 
                                                                 A. Machado

Me gusta salir a caminar por cualquier camino de detrás del pueblo, sin saber adónde lleva. Me permite pensar con libertad, especular sobre las mil historias que pudieron acontecer, de las que girasoles, sol, tierra y viento fueron testigos, o inventarme otras nuevas. No alcanzo a entender cómo, pero siempre regreso al punto de partida, como si nunca me hubiera ido. Como si el camino no llevara a ninguna parte.

Me gusta discutir con Lalu mientras paseamos por aquellos senderos perdidos que, si no existen, rápidamente los inventamos. Me gusta escuchar y tratar de comprender, hacerme escuchar y que ella me entienda. Puede que no siempre compartamos la misma opinión —de hecho ambas somos bastante egoístas y acaparadoras en ese sentido—, pero siempre considero a un buen debate constructivo. Nadie juzga a nadie por su forma de pensar, sino que esta se olvida cuando las primeras casas regresan. 

Cuando Paula y mi hermano nos acompañan el éxtasis muta. Entonces desechamos los caminos y hacemos campo através. Entonces las espigas nos tragan a los destellos de cada atardecer, y los árboles me abrigan cuando me abrazo a sus ramas por miedo a caer. Entonces siento que me mece el tiempo, que lo cercano se ha largado y que puedo palpar la distancia.

viernes, 6 de junio de 2014

De defensa: hormonal y estructural

Cierto día bajaba a Educación Física, un jueves a tercera, sí. La mochila tenía un asa más larga que la otra y, a consecuencia, avanzaba molesta. Lo raro es que no llevaba ropa de deporte. No sé. El caso es que en la puerta del laboratorio de Biología se oían reproches y lamentos a un volumen lo suficientemente alto como para captar mi atención.

Dejando atrás el tiro de escaleras me aproximé a la zona cero. Por curiosidad, simplemente. O qué sé yo; ¿y si estaba pasando algo? Una alumna de 2º de la ESO le replicaba a su profesor de Ciencias Naturales (que es el mío de Biología) el haberle puesto una amonestación a su juicio inmerecida. En ver que allí no se me había perdido nada hice ademán de volver sobre mis pasos, pero un golpe seco contra María me recordó que teníamos clase en el laboratorio. 

Resulta que era lunes. Hacía un momento que la mochila se me había enganchado en el respaldo de la silla. Caminaba sin saber adónde iba, ni de dónde venía. Todo encaja. En cuanto sonó el timbre subí y bajé de nuevo, a la esquina de Crisálidas.

martes, 3 de junio de 2014

Ahora un nuevo aniversario

Hoy pienso en tantas cosas que me estremezco al reparar en los pocos días que me quedan en la cueva.

lunes, 2 de junio de 2014

Bayona (1807)

Hoy es un día importante. Importante para todo.

Esta mañana bajaba con tiempo a la parada de autobús (lo juro). Esta mañana he podido permitirme incluso aminorar la marcha para esperar a un alumno de mi pueblo que va a 1º de Bachillerato (de Ciencias, aunque no estoy segura de que tenga claro qué hacer después) y saludar a las mujeres madrugadoras de la plaza las cuales aguardan pacientes a que el frutero despliegue su tenderete y así llevarse las mejores piezas en venta.  

El mercado se había extendido más de lo habitual, había puestos hasta casi la mitad de la Calle Mayor. Como siempre, avanzo esquivando cajas y barrotes desperdigados por todo el suelo, solo que más tranquilamente ("Hoy tengo tiempo"). Una leve sacudida de aire me revuelve el pelo y, no sé por qué, me hace girar la cabeza 90º a la derecha. Estudio la bandera roja y amarilla deshilachada mecida por el viento unos instantes y al fin la dejo atrás. 

A cuarta hora me sorprende un extraño examen de Ética: breve y conciso como jamás los he visto. Pero, claro, la cosa tenía truco... Me explayo en la segunda pregunta. Contesto todo lo que llevo en mente, todo lo que soy capaz de procesar y aplicar a la práctica. Y al terminar el profesor dice que no era necesario tanto, que no sabe si podrá dármelo por bueno. "Pero si yo lo he..." qué más da. 

 Después dos compañeras me abordan para hacerme mil preguntas que ni siquiera entiendo sobre el viaje de fin de curso del año que viene. Como muchas otras veces suelto respuestas que elijo al azar. Ellas parecen satisfechas. Johnny cruza el pasillo y nos saluda (creo que tiene clase en 2º de Ciencias). Héster aparece de repente en la puerta de la cueva y me acerco a ella. La verdad es que ya no recuerdo de qué hemos estado hablando. 

En clase de Lengua: literatura de la posguerra. Bien.

De vuelta a casa, Lalu me comenta las posibles semejanzas entre los dirigentes políticos españoles y los dictadores del siglo XX (extrema derecha = fascismo, extrema izquierda = comunismo). No estoy segura de cómo la conversación ha llegado hasta estos límites. Decido terminarla. Vale, la mayoría de honrados lo justo, pero tampoco creo que merezcan tales insultos. Al menos de momento. Vamos, que no se puede hablar...

Dos idiotas, porque no se les puede llamar de otra forma, se meten con un compañero de clase. Qué se le va a hacer, los niñatos se creen superiores por nada. Suelto una borriquería que no escribiré, pues no me siento orgullosa de ello, y me largo. 

Sobre mi mesa descansan dos de mis libros del año que viene: Historia del Mundo Contemporáneo y Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales. Son muy gordos. Los hojeo (u ojeo) y veo cosas que me resultan raras, como jeroglíficos enigmáticos que nadie hasta ahora ha podido resolver. Justo por eso me atrae, porque es difícil, y la dificultad me excita. Me recuerdan a la Piedra de Rosetta, a Napoleón, a Carlos IV, a José I, a Goya y a un tal Fernando.

Termina una época, la realidad, el día a día de España de los últimos treinta y nueve años. Y, como siempre que algo acaba, debe haber un nuevo comienzo. Un comienzo incierto en este caso, confuso, indefinido, expectral. La bandera tricolor ondea en alrededor de sesenta puntos en todo el país. Bandera que siempre defendí, pero que ahora no me inspira la confianza que esperaba.

La fecha de hoy saldrá en los libros de Historia de dentro de años. O, como debería de ser pero no es porque los recortes no lo permiten, en el mío del año que viene. O en el dentro de dos.  

                                                                                                     —Reven

Bayona, 2 de junio de 2014