viernes, 31 de octubre de 2014

Yo te buscaré, te encontraré...

Recuerdo el 31 de octubre de hace justamente un año. Yo estaba feliz, muy feliz. Y cómo no estarlo, si el destino me tenía reservada la fortuna de volver a escuchar su voz. De escucharla por última vez...
En otras circunstancias, en las de entonces,  por ejemplo, hubiera elaborado un salmo perifrástico en honor a su mirada, su voz, su mano izquierda, sus pasos a través del pasillo o el simple temblor que su recuerdo me produciría. Pero estoy demasiado cansada como vacilar en la disputa entre Dee Dee y el tiempo. Demasiado agotada para pensar más.
No está. Se fue, y los daños colaterales aún me persiguen.  Daños, fundidme con el pasado que no volverá, pues de irreversibles, me quitásteis la capacidad de vivir sin vuestra dolorosa influencia.

Estés donde estés, no desaparecerás de aquí. Y ya no puedo continuar.

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