"(...) Miré a derecha e izquierda;
desierto. Sentí el frágil palpitar de sus pupilas a exactamente 12,3 metros de
mí, clavándose en mi nuca. Me giré suavemente. Un escalofrío recorrió todo mi
cuerpo. Nos fuimos acercando acelerando el paso progresivamente. Puede que por
delante hubiese una eternidad, pero no podíamos permitirle seguir haciéndose de
rogar. (...)"
—Reven
No hay comentarios:
Publicar un comentario