sábado, 7 de diciembre de 2013

Y es que la gente como yo murió en el siglo XIX

Anoche me acosté preocupada, pero feliz. Sólo podía pensar "Falta tan poco para verte...". Todo en mi cabeza pintaba ser magnífico, hasta que amaneció. Este inusual brillante y cálido sol de dicienbre me despierta de mi ensoñación y me arranca la felicidad con sus rayos helados que caen como témpanos de hielo. 
Tengo frío a pesar de la calefacción. Tengo frío a pesar de las mantas. Me duele el  lado contrario al corazón, como ya dije una vez. 
Todo hubiera sido más fácil para mí si hubiese nacido en la época que me corresponde. Quizá y sólo quizá jamás te hubiese conocido, y no tendría que ver con impotencia como mi mente devora a mi alma. Incluso mi cuerpo queda afectado por las heridas de la distancia y el tiempo.

                                                                                                           —Reven

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