jueves, 8 de mayo de 2014

Bienvenida al Surrealismo

Ayer creí perder la cabeza de verdad. Al cerrar los ojos mi mente despertó toda clase de disparates, de imágenes y palabras agrupadas sin sentido, sin un orden lógico...

Aparecen mil colorse bajo mis párpados y se extienden desde el borde de las cuencas de mis ojos hacia el centro. Hacen espirales que me marean, y yuo me siento flotar como en un charco de pintura. La mezcla de repente define un color rojo intenso que casi me deslumbra. Alargo la mano y puedo sentir su tacto sedoso: es tela. Es un vestido que él me trae. Quiere que le acompañe a tomar el té a casa de Hitler. Me quejo, ¡ese señor me da miedo! Pero se lo debo, porque el vestido me queda muy bien. 

El caballo de Napoleón está en el armario, y Fran se quiere subir. Por Dios... ya está ese gato blanco y gris otra vez en la puerta. ¿Qué querrá? Esta cama no es para él. Esta cama es mía, y es muy cómoda. 
 
La sensación de calor acogedor me invade a la vez que puedo notar frío a mi alrededor. Entonces Rod me echa una manta de cuadros azules y blancos por los hombros. Tengo la sensación de que todo es normal. Es normal que haga frío en Cancún...

<<¡¡DESPERTAD!!>> El estruendo me asusta, y el encontrarme en el aula de informática en clase de Lengua me sobresalta y me devuelve a la realidad. No estaba delirando, sólo era un ejercicio que Dativo nos propuso hace a penas unos minutos. No era mi cabeza, no era el carcelero de mi mente; éramos yo, mi esencia y mi subconsciente manifestándonos. Siendo libres en un lugar tan cercano al mundo onírico. Y no me permito volver a encerrarlos.

                                                                                                                               —Reven

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