lunes, 31 de marzo de 2014

Esquina de Crisálidas

El cariño que incita al gesto, a la mirada me exalta y me electriza. Me ruboriza y devuelve a mis tripas y a mi costado la vida. Abre las crisálidas de los gusanos que pudieron pudrirme y los convierte en mariposas. Y ellas clavan sus alfileres por mis entrañas, y me acarician con sus alas para que el efecto se torne más abrumador. 

¿Y por qué? El aliento taciturno se ha extinguido. Solo camino con fuerzas, con ganas. De cara al viento y sin escapar. Ya no me encuentro sola conmigo misma.

¿Y por qué? En cierto momento escucho una voz sanadora que me reanima. Necesito correr y corro de alegría hasta poner los latidos de mi cuerpo al ritmo de mi pulso.

¿Y por qué? Para mi sorpresa: estoy viva.

Late, corazón... No todo
se lo ha tragado la tierra. 

                                                                                                           —Reven

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