viernes, 15 de noviembre de 2013

Otra para ti

En ocasiones como esta pienso: "Dios mío, cómo me duele el corazón..."

Te has convertido en una parte existencial de mi vida. Todo lo que pasa en ella no es nada comparado contigo y tu influencia. Nada ni nadie me hace reír y llorar tantas veces, en ocasiones al mismo tiempo.  Por nadie me siento tan feliz y tan culpable. 
En mi vida solamente una vez he tomado la determinación de ser sincera plenamente, hasta las últimas consecuencias: esta vez. 
Juro que odio todo esto, odio mi entorno y me odio a mí misma por estas sombras que manchan mi felicidad y tu amabilidad. Me duele todo esto, me duele ser así, me duele sentir lo que siento, pero más aún me duele tu silencio. 
Quizá mañana todos estos desdenes, todas estas agonías merezcan la pena. Pero hoy solo puedo tragarlos hasta su día, hasta que te tenga a unos centímetros de distancia. 
Perdón. Perdón una y mil veces, por todos mis arrebatos, por todas mis palabras amargas, por mi egoísmo y mi impaciencia. Perdón por caer tantas veces en las garras de los celos
Perdón porque mi corazón es débil y frágil, casi tanto como su dueña. Pero aún así, por muchas tormentas y tempestades que amenacen con destruirlo, jamás se dejará caer. Y si cae, se levantará. Por ti siempre se levantaría. 


                                                                                                                        —Reven

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