sábado, 5 de diciembre de 2015

Kant era bloggero

¿Qué será aquello que haya más allá del ser y del estar? ¿Qué estará? ¿Quién seré, quién serás?
Escribir por escribir escritos sin alma. Retroceder. Agarrarme a las redundancias y llevar la vida (mi vida) paso a paso, sin mirar atrás ni adelante, con los ojos cerrados, porque si no veo el precipicio, no estará y yo seré sólo un acto en lugar de una potencia que se aproxima a la muerte, a la caída eterna, que juega con ella al escondite sin miedo a encontrarse.
O escribirle a la ausencia. Al imposible. Durante toda una vida, o una etapa de afonía, como este verano congelado en diciembre que me impide encajar las piezas del rompecabezas y sacia su sequía con mis lágrimas. 
Y esos, ¿tendrán alma? Sin duda, la mía, que se condensa en cada texto y llueve con las tildes sobre el papel.
Algún día no quedará más materia prima, y entonces buscaré un culpable. Lo buscaré hasta dar con alguno de sus cómplices, porque ya me conozco más que de sobra.
Y estoy. Pero desearía decir que soy.

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