viernes, 4 de septiembre de 2015

Corazones de tiempo, tinta y papel

No funcionó. 
Hacía meses que no pensaba en ti. 
Tu risa se había marchitado en mis tímpanos, 
tu mirada cálida luchaba por apartarse de mí
y tu voz susurrante calló para siempre 
ahogando todas aquellas palabras de amor.

Sabía que de nada servía agarrarse 
a ningún clavo del pasado,
ni arrojarse al tren de la disculpa, 
pasada la Estación de las Últimas Oportunidades
porque, en el fondo, sabía 
que ya te habías ido. 
Y yo también. 

Pero un día mi corazón de telarañas y tinta
despertó buscándote de madrugada. 
Y supe que haría lo que hiciera falta
para llegar hasta ti. 
Y que todo volvería a tener
el sabor agridulce de tus labios.
Y, otra vez, me equivocaba. 
Y otra vez, me obligué a ignorar las estrellas. 

Hasta hoy que, cansada de oler amapolas, 
busqué aquella fotografía
olvidada en un cajón. 
Y observé que el tiempo 
aún no nos ha perdonado.
Y esa tal vez sea la cuestión;
que tú y yo, y nuestros corazones
no seamos más
que cuestión de tiempo,
tinta 
y papel. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario