miércoles, 3 de septiembre de 2014

Toledo

Toledo, lugar de reunión de múltiples culturas y sentimientos, ayer tuve el placer de conocerte. Toledo, si en algún lugar debía conocer los entresijos del ejército, es en tu Alcázar, ese que logró retrasar el triunfo del bando nacional.Toledo, si había de ser testigo de un tesoro, fue el de tu catedral.

Si en algún lugar el ayer regresa y las palabras cobran otro significado, es aquí, bajo la luz sombría del Entierro del Conde de Orgaz. Sobre su lápida, que yace a sus pies desde hace siglos.

El reflejo del Alcázar despierta en mí un cálido nerviosismo. De repente noto enrojecerse mis mejillas. Como pasó aquel día, cuando salí de casa, dispuesta a comerme el mundo, o a que él mismo me tragarse. Una punzante ráfaga de aire caliente empeora mi dolor de cabeza debido al cansancio. Siento que me mareo al mirar nuevamente el río. Entonces vuelvo a encontrarme con sus ojos. En un pasado tres de septiembre, en el cual los miré por última vez. 
Las cientos de fotos fruto de este viaje me recuerdan una  otra vez mis grandes ambiciones. Y, junto a ellas, vienen impresos los recuerdos de años atrás. Dee Dee, en ellos apareces tú por todas partes. Hoy no puedo evitar pensar en ti, en que hace un año que mantuvimos nuestro último cara a cara.Pero jamás el definitivo.

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