viernes, 12 de septiembre de 2014

Acerca de la verdad y la realidad

Reflexionando sobre la realidad, recordemos la antigua confrontación entre Sócrates y los sofistas. Aunque quizá esté haciendo un mal uso del término. 
Los sofistas hablaban de la verdad desde un punto de vista demasiado subjetivo y relativo. Sócrates, en cambio, defendía firmemente la existencia de una verdad única y objetiva. Naturalmente, todo esto solemos pasarlo por alto (y hablo en general, aunque lo detesto), no obstante, en cientos de miles de ocasiones se nos presenta el dilema cumbre. Entonces sí sentimos la necesidad de tomar una determinación inminente. Pero muchas veces esa necesidad se mezcla con una nueva contradicción: lo que es y lo que queremos que sea.
Atendiendo a la nube global en la que las múltiples <<verdades>> se mezclan y se condensan antes de precipitar, obtenemos la creación de dos términos fácilmente confundibles: veracidad y realidad. Quizá de esto surgiera el eterno debate.
En cuanto a la veracidad, considero que cada cuestión puede tener múltiples respuestas cargadas de matices y variantes. Sin embargo sólo hay una que conteste verdaderamente a lo que se esta preguntando. 
La realidad es algo totalmente distinto.  Existen en el universo infinitas realidades, al igual que acepciones posee la palabra en sí. Para mí el sentido más significativo es el que dictamina que la realidad es lo que es, lo que está ahí. Por tanto a la vista queda (o debería quedar) mi postura a cerca de ésta, y esto puede extrapolarse al campo del deber. 
Cada individuo posee y habita una realidad, la cual es única, exclusiva e irrepetible, y pertenece a un conjunto de subrealidades a las que engloba una realidad general que les impone ciertas características comunes. Para ejemplificar esta afirmación, utilizaré mi caso: mi realidad es que yo soy yo, quien soy y como soy. Tengo mis virtudes y mis defectos, mis gustos, mis preferencias, mis problemas, mis aspiraciones y mis ideales (sen cuales sean). Vivo en el país donde nací y, por el momento, todo apunta a que seguirá siendo así, por lo tanto pertenezco al conjunto de subrealidades que engloba España (que tiene una cultura, ciertas posturas ideológicas y ciertos problemas sociales, políticos y económicos), que a su vez es también una realidad y una subrealidad dentro de otra, de un conjunto más grande, que es la Unión Europea. Y esta está dentro de Europa, la cual guarda relación con el resto del mundo.
Dicho lo cual, pensemos en nuestras responsabilidades como ciudadanos. Si nos desentendemos de las realidades generales, cae el sistema. La ruptura daría lugar a una especie de anarquía en la que imperaría la ley del más fuerte. Sin embargo tampoco debemos descuidar el desarrollo de nuestra vida personal, pues de tal forma nos sería imposible alcanzar la felicidad, es decir, la plenitud, el fin predilecto de nuestra existencia. En conclusión: nuestro deber es luchar por la plenitud de nuestra realidad.

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