jueves, 6 de febrero de 2014

Carreras Oscuras

Tras subir los más de cuarenta escalones (no recuerdo el número exacto) me detengo junto a la puerta de La Cueva y observo con detenimiento. Pasillo alante, analizo cada ladrillo, cada baldosa, las cuatro puertasde las clases próximas y las de emergencias. 

En mitad del pasillo los fluorescentes de las primeras puertas enfrentadas iluminan el suelo. Al fondo la profundidad se manifiesta en un juego suave de tonalidades oscuras con ligeras ráfagas de luz, como pinceladas intencionadas que buscan atrapar mi atención. 

No considero el término <<oscuro>> despectivo, al menos no en esta ocasión ni en este contexto. Busco referirme al ambiente de persianas bajadas, o a mediobajar. En cualquier caso con esa cadencia de luz que tan poco beneficia a los números dibujados en la pizarra. 

Esa oscuridad que tanto me atrae, que me relaja y me concentra, que me excita y estimula mis sentidos haciéndome dueña de mí. Eso es lo que yo busco y tanto ansío conseguir. 
 
Las carreras oscuras quizá sí estén hechas para mí.

                                                                                                                               —Reven

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