En el viejo puente está
la razón de mi pesar.
A lavar fui un día al río.
Del puente tomé el camino
en donde me encontré a un niño
del que me fui a enamorar.
En el viejo puente está
la razón de mi pesar.
A allí volver me invitó.
Pero un mal día él cayó
y en el río se ahogó.
En mala hora fui a aceptar.
En el viejo puente está
la razón de mi pesar.
Culpable de mis tropiezos,
culpable de mis desvelos,
culpable de mis anhelos
tú eres y siempre serás.
En el viejo puente está
la razón de mi pesar.
—Reven
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