Nunca sonríe y, cuando lo hace
Se desgarra.
Sería más fácil no mirarla,
Su cara, mientras aprieta los labios.
Entre páginas de libros
Que jamás leerá.
Pero está escribiendo poesía
Y así, contando sílabas,
Se desmayan sus años
De pies a cabeza,
Como si ya no tuviera edad.
Así, con la tapa del boli sujeta en
la boca,
Brilla todavía más.
Si suspira a la vez
Será el fin del mundo.
El guion no da para más texto.
Pero está vivo, y renace
Con cada lectura.
Y yo navego ríos y mares de tinta
En vano.
Inacabado… siempre inacabado.
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