sábado, 5 de marzo de 2016

El cielo

Hace un año volvía de recitar poemas frente a la puerta de la casa de Lope. Comentarlos en voz alta en la busca de profundizar en el misterio del asesinato del Conde de Villamediana fue tan solo una de las miles de emocione que experimenté aquel día.


Pasé los golfos de un sufrir perdido,
y piélagos de ofensas he surcado,
de enemigos impulsos agitado,
de poderosas olas impedido.

Hoy, pues, menos quejoso que advertido,
de esperanza las velas he animado,
y debo a mi noticia haber tomado
en mar de sinrazón puerto de olvido,

donde ya en dar benéficos alientos
a la violenta fuerza me libraron
del tiempo airado y de contrarios vientos.

Ya engañosas sirenas me dejaron
porque la falsa voz de sus acentos
mis diamantes oídos no escucharon.

[Don Juan de Tassis y Peralta]



Te recuerdo como a la luna: brillante, en mitad de un mar de estrellas e inmensidad... Y ahora te siento más a mi lado que nunca, tan cercano en la distancia como aquel instante en el que tus brazos y el cielo azul me protegían del frío y del miedo. Ahora yo soy quien quiere cuidarte. Ahora tú eres mi vida.

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