lunes, 13 de enero de 2014

Florencia

"(...)Caminé lentamente a lo largo de la calle. Había tantas heladerías que no sabía cuál sería la correcta. Tenía la sensación de llebar horas dando vueltas en torno al mismo sitio. Aplaudo mi ubicación de peonza.
Me apetecía caminar; quería perderme. Florencia me traía recuerdos.
Allí sola, perdida, rodeada de gente que dominaba infinidad de hablas, o al menos eso me parecía. Ni escuchaba ni entendía nada (mis conocimientos de español, inglés y francés no me servían). Todos agitaban las manos dando énfasis a sus argumentos y explicaciones. A mi derecha un joven paseaba con su precioso dálmata. A mi izquierda una niña lloraba porque se le había caído el helado. 
Llevaba la carpeta de dibujos bajo el brazo. Siempre quise cumplir con la tradición de sentarme frente un edificio y dibujarlo a mano alzada. Ajena a todo seguía caminando, me daba igual el tráfico. 
De repente oí un pitido que claramente se dirigía a mí. Me encontraba abandonando mi estado somnoliento cuando de repente Fulton me agarró el brazo y tiró de mí hacia sí. Una moto había estado a punto de atropellarme. (...)" 

Nunca olvidaré el viaje de vuelta porque es allí donde se condensan todos los momentos del día. Entonces nacen los recuerdos inolvidables. 

                                                                                                            —Reven

No hay comentarios:

Publicar un comentario