jueves, 8 de agosto de 2013

Nunca me han gustado los ojos azules

Nunca me han gustado los ojos azules. Te miran como creyéndose superiores, a menos a mí, porque los míos sean marrones. 
Todo el mundo les dedica canciones y poemas a unos preciosos ojos azules que deslumbran a todo el que los mira y son capaces de iluminar toda una habitación. Los marrones no. Esos no emiten ningún tipo de destello lumínico y los ojos azules se aprovechan de ello para presumir. 
Desde Greg nadie ha conseguido hipnotizarme con la mirada. Sus ojos oscuros me tranquilizaban, me relajaban, me volvían sumisa, hacían que quisiera dormirme mirándolos. Almond tiene una de esas miradas azules que deslumbran. A mí sin embargo a veces me duermen.

—Si pudieses tener la vista que quisieras desde tu casa, ¿cuál sería?

—Si tuviese el paraíso siempre delante no sabría apreciarlo. Así que no, a él no lo tendría. La luna y las estrellas son lo único bueno que hay en el lugar donde vivo y que no me canso de mirar. La luna, las estrellas y ese azul que siempre he odiado...

                                                                                               
                                                                                                                        —Reven

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