Pasear junto al mar, dormir en el cielo y la tierra a la vez. Nadar y volar por ese color. Ser libre.
Praderas verdes, arena dorada, montañas de fuego, cimas blancas, atardeceres anaranjados, estrellas centelleando en mil colores... Todo eso ya no me importa. Ahora sólo pienso en el azul del cielo y del mar. El azul de Almond.
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