lunes, 17 de junio de 2013

A Shandi

Un supuesto amigo puede ser la ostia mientras se está de fiesta, ahí sois hermanos, inseparables y nunca te traicionaría por nada del mundo. ¿Qué pasa cuando llegan los momentos duros y las cosas se tuercen? Que ese amigo que era la ostia al final te da la ostia.
Antes creía que todos eran mis amigos, que me conocían bien y yo a ellos y que me apoyarían siempre. Por suerte ya no. He abierto los ojos a la realidad, al mundo frío y áspero que te da patadas y pocas veces te da la mano. Todo fue al conocerlos a ellos, todo ha cambiado, y en gran parte para bien. Pero esa es otra historia. Ahora no voy a hablar sobre las formas de vivir.
Esta entrada va por algo que me ha pasado hoy. Una amiga me ha abierto los ojos de nuevo. Pero no una amiga de las que he hablado antes, sino una buena amiga.
Vale, quizá ahora no pueda cumplir mi sueño. Ahora tendré que ajustar mis acciones a la realidad. Pero, ¿por qué no en un futuro? Gracias a ella me he dado cuenta, y no voy a soltar el pincel por el poco futuro que pueda tener o las dificultades que tenga.
Hoy no, pero dentro de muchos años, cuando todo esté en orden, cogeré el pincel y la paleta, y pintaré el perfecto lienzo de mi vida. Y ella también lo hará. Ella cogerá la escuadra y el cartabón y me ayudará a diseñar esa vida.
Hasta entonces cuídate y cuida ese sueño. No apartes el compás igual que yo no apartaré la paleta.
                                                 
                                                                                                                            —Reven

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