sábado, 11 de julio de 2015

Carlota

La tierra mojada tiene un olor irresistible. Más que irresistible. Una niña de cabello rubio que está sentada a mi lado agarra un puñado y se lo mete a la boca. Con una gran sonrisa me ofrece el apetitoso manjar <<¿quieres un poco?>>. Sus mejillas sonrosadas contrastan con la palidez de su rostro. Los ojos color caramelo son cálidos y le portan un aire infantil que la hace parecer más joven de lo que seguramente sea en realidad.

Su vestido blanco de volantes  está manchado por la hierba y el barro, al igual que el área de piel que rodea su boca. <<¿Quieres un poco?>> Me repite. Mojo entonces la punta de los dedos en el terreno arcilloso y chupo la tierra tímidamente. <<¡Es increíble! ¡Sabe a chocolate!>> exclamo. <<¿Ves? Algunas cosas no son lo que parecen>> me responde la niña. 

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