viernes, 16 de agosto de 2013

Adiós, Almond

Anoche estaba rota y mareada. Así que apagué el móvil, pensé en él una vez más y dormí, dormí, dormí...
Por la mañana me desperté queriendo creer que Almond seguía aquí. Pero no. El hecho de no verlo aparecer por la puerta de entrada de la piscina me recordó que ya no está.  Que se encuentra a más de 600 km de mí. 
Su llegada me hizo bien. Me hizo neutralizar el dolor y dejar bastante de lado el recuerdo de Greg. Su partida en cambio ha sido amarga para mí. Amarga para Reven... 
Me gustaría pensar que esto no es un adiós. Sólo un hasta pronto. Lo malo es que ese "pronto" puede hacer referencia a seis meses o a un año. 
Detesto las despedidas. No hay cosa que más odie. 

                                                                                                                                —Reven

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