martes, 18 de junio de 2013

Mis metas

Recientemente he estado pensando en mis sueños. Sueños dulces, quizá algunos demasiado azucarados, sueños picantes, sueños salados, sueños agridulces... Tengo todo tipo de sueños y metas por alcanzar, y de todos los gustos. Todo el mundo tiene sueños, unos más fáciles de conseguir que otros, claro está. Pero yo no puedo hablar por nadie, salvo por mí misma.
De todos mis sueños hay dos en concreto por los que lucho a diario: dibujar y tocar la guitarra. Por vivir donde vivo me es muy difícil hacerlos realidad de forma rápida, pero en estos casos eso no me importa. Este lugar no va a acabar con ellos, simplemente no puede. A diario lucho por cumplirlos practicando ambas cosas con empeño para mejorar cada vez más y llegar a ser alguien en estos dos mundos.
Algo que llevo queriendo mucho tiempo es vivir en Madrid. En Madrid todo sería genial. Pero por el momento sólo puedo esperar a que llegue el momento de coger las maletas y partir hacia mi meta.
De todos los sueños que he tenido a lo largo de mi vida, el año pasado cumplí parte de uno. De uno muy especial, y uno de los más grandes: ir a París. El verano pasado hice realidad parte de este sueño yendo a Francia (otro de ellos). Lo malo es que no fui allí, a la Ciudad del Amor y de las Luces. Subir a la Torre Eiffel y ver desde allí todo París,sería de las mejores sensaciones que tuviera en la vida. Pasear de noche por los Campos Eliseos después de un chaparrón... no quiero dejar este mundo sin cumplirlo.

Aún así todo lo cambiaría por el sueño más agridulce que he tenido nunca: tú. Tú, que trajiste azúcar a una vida amarga. Cambiaría todas mis metas por tenerte. 
Greg, sigo ahí, y tú sigues aquí.

Es difícil, lo sé. El mundo da pocas oportunidades para ser feliz, y menos si te cruzas de brazos a esperar. Es difícil, lo sé, pero, ¿qué no lo es en esta vida?

                                                                                                 —Reven 

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