domingo, 1 de marzo de 2020

Galileo: Dante

Si tan solo tuviera algo sentido. Algo. La última rama que pisó en aquel bosque, rodeado de bestias y de maleza. Algo. Si la naturaleza ofreciera consuelo a la miseria de un último beso. 
Si de las llamas naciera algo, lo que fuera, tal vez una vuelta de tuerca mostraría una ruina menos cochambrosa. Pero no. El mundo baila y da vueltas. Se disuelve en un  tornado de cenizas. Dante estuvo aquí. Siento su calma en el ojo de la tormenta. Tan vacío, tan quieto. Sus ojos, tan negros... Dieron a luz un nuevo universo. 
Arden cerebro y corazón, y el caos se desata. Hablaban en el pánico de la quietud de los tiempos. Ella me mira y se detiene. Todo se detiene. Y, sin embargo, se mueve. 
Durante toda mi vida fui testigo de más y más caos, más y más miedo. Pero pasaría los restos, cuanto me quede, buscando belleza y armonía. Y no me habría equivocado. 

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