lunes, 13 de junio de 2016

Tu fantasma en la nuca

Deseos por años insatisfechos por avanzar y ahora... ¿Ahora qué? El reloj me desgarra a segundos. Escucho al tiempo en su paso constante y no puedo soportarlo, no quiero oír nada más. ¿Por qué...? ¿Por qué me hago la valiente y me finjo capaz de dudarlo? Porque a cada instante estás un paso más lejos. 
Uno, dos, tres... 
Te haces pequeño y tu recuerdo pesa. Pesa y además no quiero soltarlo. Cuerdo... Te recuerdo cuerdo en un vaivén de locura. Estabas tan cerca... Y ahora todo son vacíos existenciales que acongojan. Así es como me siento: vacía, porque aquellos ojos entrañables se cerraron cuando debían permanecer abiertos a la prudencia. ¿Qué importó entonces? ¿Qué importa ahora? Cada canción me silva tu nombre, tus manos, tu voz... Tu voz... Esa canción...
Cada verbo que te implica lleva consigo el arte: buscarte, pensarte, extrañarte, admirarte... Amarte. Los puntos suspensivos me juegan malas pasadas, y una vez que el juego empieza es imposible pararlo.
¿Y qué si existen más personas? ¿Y qué si no he de agarrarme al ideal? Los demás contribuyeron a revolver un poco más mi amasijo de entrañas, pero tú... Tú eres sangrante. Y noto tu fantasma acariciándome la nuca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario