viernes, 20 de marzo de 2015

El clon de un escritor

El cianuro a mano derecha, la copa de agua templada a la izquierda. Es curioso que a estas alturas él mismo se preocupase por la salud de su garganta. Siempre odió el agua con hielo, la sensación fría al deslizarse hasta el estómago le resultaba nauseabunda. Esto, sin embargo, pareció no importarle a nadie.
 "...Ni eso ni que me duela el dolor. El dolor de no ser yo mismo, de no ser nadie. Nadie. 
Se supone que la verdadera versión de mí nació y murió hace más de cuatro siglos, y que en su vida creó algo importante. Él luchó y se ganó con creces la reputación que incluso hoy le pertenece. Y yo, ¿qué soy? Sólo una copia exacta de su cuerpo. Ni siquiera tengo un nombre propio con el que identificarme. Se limitaron a darme el suyo. El suyo, no el mío. Ya no puedo soportarlo." 
El clon del escritor agarró entonces la copa con una mano y la cápsula con la otra. Garabateó algo en un post-it que tenía delante (en efecto, el verdadero Miguel encontraría ese trocito de papel incomparable a sus obras) y, sin pensarlo más, tragó. 

Aquí termina la vida de Nosequién de Cervantes Saavedra 2015-2040.

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