Suerte. Qué palabra. Manera detestable de separar el mundo, el futuro, los acontecimientos, la casualidad y la causalidad. Incluso a las personas. Buena o mala. No hay más, en teoría. Vaya movidas se inventan, los desgraciados. Para mí ya no existe ninguno de los dos vocablos. Ya no hay nada.
Carlos me habla del supuesto Cuarto Reich. Esos sí que tienen algo que contar.
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