jueves, 25 de enero de 2024

Avenida de la Morera

La última vez que escribí ni siquiera te conocía. A ti, sí. Tú, que escribes con faltas de ortografía,  ayúdame a reorganizar los apuntes de una vida. Tú, inconstante como la calma, impredecible como un animal encerrado, desestructuras los sentidos comunes y rechazas la línea recta, cállate y escucha. 

En el tejado anidan aves pequeñas, ahí mismo, asomadas al vacío desde la tranquilidad de su alcoba en una antena vieja de televisión analógica. En tu barrio hay pocos gatos callejeros para tantas calles ratonera. Doblando la esquina, una sirena porque alguien está vendiendo droga, y otros aquí metidos, cultivando adicciones clandestinas. Insalubres en tu cama. Son las tantas de la madrugada y qué mañana me espera en la oficina. 

Si las perras se pelan de frío, en tu bolsillo, será porque preferiste cocinar en casa y no cenar fuera. Aunque no sepas ni cortar una patata. Mañana iremos a misa, y luego [...]. Esto último lo habré borrado, pero necesitaba verbalizarlo. A lo mejor si te veo por escrito desmitifico tus atributos. 

Ya no sé pensar sin temer tus miedos, jugar tus cartas y escapar de mis sueños de pantalla verde. Ponte el pijama y llévame a bailar. 

Y no volvamos a pisar este código postal. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario